Seguimos con más tópicos de la pesca deportiva

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por 18 de junio de 2012 0 comments

Como pudimos ver en la primera parte, son muchas las creencias que hay en torno a esta afición de infames madrugones, kilómetros y kilómetros de asfalto y pedrero, inclemencias que azotan y desarman el espíritu, resbalones, heridas de pequeña entidad, olas traicioneras, y, de vez en cuando alguna que otra regañina en casa. Y es que la pesca encierra múltiples puntos de vista que se plasman en el lenguaje, de ahí que proceda revisar algunas de las expresiones que a ella respecta.

Topicos de la pesca deportiva

Pescar sólo consiste en llevar peces

Falso. Esta es otra idea muy extendida entre quienes desconocen los motivos por los que nos acercamos hasta la orilla. La pesca, además de ser una disciplina en la que se confronta el instinto animal con la inteligencia humana, sirve para mucho más que para atrapar un puñado de peces, al punto que, si sabemos extraer las lecciones que la naturaleza a veces nos brinda, en ocasiones podremos adaptarlas y aplicarlas en múltiples situaciones que se nos puedan plantear en nuestro quehacer, algo que, sin duda, nos hará crecer, y no precisamente en términos de estatura.

En este sentido, con ella aprenderemos de quienes nos rodean no sólo lo que concierne a capturar al pez, sino también a observar y a ser pacientes. De igual modo, ejerce una función terapéutica contra nuestros demonios cotidianos, y a buen seguro que, para todos vosotros, así como para quienes no tienen la oportunidad de poder asomarse hasta la costa cuando quieren por motivos geográficos, la mera posibilidad de poder contemplar el sol abriéndose camino entre las sombras a primera hora de la mañana mientras se prepara el aparejo, llega a constituirse en todo un regalo para los sentidos.

La pesca no es un deporte

Cierto y falso. Como bien sabéis, nuestra afición se puede encarar desde diferentes perspectivas. De este modo, quien acostumbra a plantar sus cañas durante varias horas con un arcón bien surtido de bebidas y diversas viandas, a lo que añade toda suerte de comodidades para afrontar la jornada de pesca y apenas tiene que moverse, pues, hombre, no se puede decir precisamente que padezca un severo desgaste, aun cuando los peces se muestren receptivos.

Por contra, quienes se aventuran por los riscos, bien saben que en esta disciplina es más que conveniente encontrarse en buen tono físico. Y es que eso de andar subiendo y bajando costa, forzar y hacer equilibrios con el cuerpo sobre la piedra para ejecutar un lance, andar ojo avizor a las evoluciones del oleaje, y portar el inmenso arsenal de cachivaches que nos resultan imprescindibles para encarar la expedición bajo unas mínimas garantías de no tener que retornar al punto de salida porque nos falta tal o cual cosa, puede ser agotador. Vaya que si lo es. Y si no, cuando os echen en cara que la pesca no tiene este carácter, antes de responder con la primera ocurrencia que os venga a la mente, recordad durante un segundo todas aquellas veces que, a la mañana siguiente, tuvisteis los riñones al jerez de tanto trotar por vuestras piedras y acantilados predilectos. Posteriormente, asomad una inocente sonrisa y, sin mover una pestaña, invitadlos a que os acompañen la próxima vez, que así verán qué bonito es el mar. Eso sí, dad por seguro que, tras la experiencia –independientemente de que los peces hagan acto de presencia–, os la guardarán.

A quien madruga, Dios le ayuda

Falso. Uno de los momentos cruciales para tentar al pez llega con el cambio de luz que inicia un nuevo día, pero, a decir verdad, cada emplazamiento de pesca tiene unas características propias que determinan su momento más propicio. Por eso, conviene hacer un estudio de los puntos sobre los que soléis dejar caer vuestros aparejos en orden a seleccionar cuándo debéis plantar las cañas, pues esta circunstancia, si bien en algunos ostenta un carácter determinante, en otros tiene escasa influencia.

Lo barato sale caro, y lo caro sale barato.

Cierto. Cuando dimos los primeros pasos en esta afición, todos lo hicimos con un puñado de enseres que, en cambio, fueron más que suficientes para tentar a los minitallas de la escollera, pero, con el paso del tiempo, y una vez ahondamos en la materia y bregamos con animales de enjundia, las malas experiencias cosechadas nos hicieron variar el esquema para así no llevarnos más disgustos.

De este modo, si bien válido era el equipo con el que nos iniciamos, probablemente ahora ya no nos sirva al encontrarse desfasado o por ser de mala calidad. Por eso, y sin ánimo alguno de pretender convertiros en unos sibaritas o unos snobs, es conveniente que contéis con equipamientos y complementos de calidad, pues, en caso contrario, el pez se encargará de demostraros lo equivocados que estáis al encarar la pesca desde un punto de vista “low-cost”. Eso sí, ya sabéis que nadie escarmienta en cabeza ajena.

Antes de echar el telón, conviene reiterar que hagáis examen de cuantas expresiones oigáis a vuestro alrededor con la pesca como trasfondo, pues, si bien algunas son ciertas, otras no lo son tanto.

[quote]Por eso, si algún día os formulan alguna de las que hemos visto anteriormente, ya tenéis argumentos de sobra con los que rebatir a vuestros interlocutores, los cuales, la mayoría de las veces lo harán con un total desconocimiento de la materia. Pero, bueno, ya sabéis, el humano es el único ser que pisa este planeta capaz de comer sin tener hambre, beber sin tener sed, y hablar cuando nada tiene que decir.[/quote]

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