Como modificar la acción de una caña de pesca cambiando el anillado

Como modificar la acción de una caña de pesca cambiando el anillado

Como modificar la acción de una caña de pesca cambiando el anillado

por 18 de febrero de 2016 0 comments

La amplia oferta de posibilidades existente en el mercado en lo que a cañas respecta dificulta notablemente la labor de escoger el modelo acertado para nuestras necesidades, cuestión que se puede complicar aún más si encima desconocemos cuáles son los comportamientos que aquéllas nos pueden ofrecer. De este modo, numerosas cañas de pesca que en buenas manos harían las delicias de su adquirente, en cambio terminan con usuarios que no saben activarlas.

En fin, todos en algún momento nos hemos visto en esta tesitura y hemos confiado en que nos terminaremos acomodando a las circunstancias, pero a la larga eso es difícil que suceda puesto que cada uno somos de una madre y un padre y tenemos nuestras filias y fobias.

La acción de una caña de pesca no cambia con el tiempo

Una mala compra puede llevar a que el pescador lo mismo tenga la sensación de estar utilizando una caña muy blanda –algunas con la consistencia casi propia de un chicle– o excesivamente dura –quién sabe si incluso cercana a la consistencia de un garrote-.

En principio, cabe pensarse que el transcurso del tiempo y el esfuerzo derivado de efectuar innumerables lances y capturas podrán acarrear la modificación de su estructura principal, pero esto no es así. De hecho, la acción de la caña pesca nunca se alterará debido a ninguna de estas circunstancias, ya hablemos de un modelo de fibra de vidrio o de carbono de última moda, y tan sólo ocurrirá en su caso con las construidas en bambú para determinados supuestos.

¿Se modificar la acción de una caña de pesca?

Si bien la acción de una caña de pesca resulta, como hemos visto, del todo perenne, el caso es que podemos modificar su respuesta en tanto variemos la disposición del anillado. De este modo, una caña blanda con anillas monopata puede «endurecerse» hasta cierto punto mediante la total retirada del anillado y su posterior reemplazo por unas bipata, las cuales a su vez deberán emplazarse en mayor número respecto a las inicialmente existentes.

modificar la acción de una caña de pesca

Ahora bien, la presente tarea implica realizar una notable inversión de tiempo y dedicación puesto que partimos de cero, es decir, tenemos un blank mondo y lirondo que hay que organizar para sacarle partido.

Estudiar la distribución lógica de las anillas

A tal efecto conviene estudiar la distribución lógica de las anillas, vigilando al mismo tiempo no dejar una separación demasiado amplia entre ellas, para lo cual las colocaremos siguiendo un orden descendente, esto es, si entre dos anillas tenemos una separación de 30 centímetros, la siguiente distancia que ha de haber puede ser del orden de 26-27 centímetros y luego seguir bajando a los 23, y de ahí a los 21-22, y así sucesivamente hasta alcanzar la puntera. De esta forma nos aseguramos que no haya excesivos saltos para que el blank trabaje de forma gradual y uniforme en toda su extensión, evitando igualmente la formación de ángulos que puedan generar su rotura durante un esfuerzo demasiado prolongado.

Resituar la posición del portacarretes

Si a ello le añadimos la posibilidad de resituar la posición del portacarretes, ya sea más cerca o más lejos de la culata de la vara, tendremos más o menos tramo susceptible de trabajar, cuestión que en plena faena a buen seguro agradeceremos, pues una caña acortada por la existencia de una gran separación entre el carrete y la culata suele ser bastante más dura que otra con un margen menor.

portacarretes

Pruebas sobre el terreno

Si se da la circunstancia de sentir que la acción de la caña se está viendo alterada, existe la posibilidad de verificar tal extremo calibrando su potencia con el peso de los señuelos que solemos utilizar. Para ello, si sobre el blank figura una inscripción que nos dice que éste se halla particularmente predispuesto para acciones que van desde los 10 hasta los 30 gramos y ocurre que tenemos por costumbre emplear pequeños señuelos, bien es verdad que algunos modelos pueden darnos la sensación de tener un auténtico palo en las manos, del mismo modo que colocar señuelos pesados puede conllevar que la caña termine por ser excesivamente blanda.

Por tal motivo, hasta que adquiramos la suficiente experiencia conviene recordar la primera compra para no incurrir nuevamente en el error, y probar hasta tener la certeza de tener ante nosotros una caña lo más polivalente posible.

Con pies de plomo

Como bien sabemos el asunto de las acciones es muy relativo y peliagudo, pues las marcas tienen por costumbre ponernos una determinada que casi siempre no se corresponde precisamente con la que mejor va para la caña, algo que nos obliga a pensar muy bien la que hemos de escoger para afrontar cada escenario que se nos presenta.

Es más, quién sabe si hoy equivocamos la vara que hemos de llevar y por cuando el pez de nuestra vida nos está esperando. Y no está la vida para ir dejando pasar alegremente las oportunidades que se nos presentan, ¿verdad?

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