La situación actual del pescador costero: simplemente, llámalo ilusión

La situación actual del pescador costero: simplemente, llámalo ilusión

La situación actual del pescador costero: simplemente, llámalo ilusión

por 1 de junio de 2017 1 comment

Mal que nos pese, no corren buenos tiempos para el pescador costero de lance ligero. La percepción de que nuestros caladeros se hallan al borde del total esquilmo gana fuerza conforme cosechamos jornadas en las que el pez no termina por morder los engaños que tan tenazmente le brindamos a distintas horas del día y la noche. Da igual que arriesguemos el tipo por intrincados despeñaderos y traicioneros firmes, en ocasiones independientemente de las condiciones meteorológicas, en la creencia que quizás por allí more despreocupado el trofeo que tanto ansiamos, que al cabo de unas horas la cruda realidad nos devuelve al punto de partida.

Incluso usando lo mejor del mercado

Da igual incluso echar mano de lo mejor del mercado; hoy la mar ha vuelto a barajar y repartió unas cartas que nuevamente nos convierten en los derrotados de la timba. No cabe duda que a veces queda la sensación de estar peleando contra un inmenso gigante que no concede la más mínima alegría. Con estas mimbres, no es de extrañar que la mochila que llevamos encima nos tiente con dedicar el tiempo libre a otros menesteres o a bajar el pistón para así no quemarnos, algo a lo que por supuesto contribuye nuestro entorno más próximo con sus comentarios y guasas fuera de lugar.

No, desde luego que no es nada sencillo sacrificar horas de sueño, kilómetros y hasta la salud en pos de un objetivo que ha pasado a tornarse esquivo en demasía, pero por fortuna siempre contamos con un elemento que nos empuja a mirar las cosas desde una perspectiva que mezcla estoicismo y relativismo a partes iguales…, pues de otra manera, lo lógico es que tirásemos las cañas por la ventana.

Paralelismos

Sin duda, quienes dedican mucho tiempo libre a la pesca, son personas verdaderamente peculiares, todo sea dicho con el máximo de los respetos y desde el sincero elogio. De hecho, si echamos un vistazo a nuestro alrededor, veremos que el ritmo de la vida que llevamos sigue por unos derroteros terribles, en los que la inmediatez y la satisfacción instantánea son postulados que se buscan con avidez, pero sin repararse que los logros de verdad precisan de paciencia, constancia, temple y, ¿Por qué no?, pasar momentos difíciles cuando nada sale como se ansía, aun cuando se ponga lo mejor de cada uno para que eso no suceda.

Por supuesto que todos queremos que todo salga a la primera de cambio en aquello que más nos interesa, pero como bien sabemos, siempre hay variables perfectamente capaces de echar por tierra nuestras aspiraciones, y eso es algo que debemos asumir tanto en la vida como en la pesca.

El secreto de la pesca

Con esta apertura, más de uno pensará que en adelante vamos a enunciar lo que permitirá que nos salgamos con la nuestra cada vez que asomemos con la caña por la costa. Aviado va. De todos modos, tampoco está de más hacer saber que si algo se aprende con el paso de los años, por más que nadie escarmiente en cabeza ajena, es que cada cual es digno merecedor de las capturas que obtiene, y que éstas tendrán una entidad que dependerá del volumen de interés y de la voluntad de ir más allá que haga gala. De hecho, quien se conforma o va a lo fácil, es decir, a pescar desde puestos trillados por aparejos y buzos, lo normal es que pesque poco y de tamaño reducido.

Por eso es conveniente moverse, mostrar constantemente un carácter crítico con nuestro proceder y no creer que se sabe todo porque uno o dos días nos sonría la diosa fortuna, pues cuando uno se cree el rey del mambo, los hechos nos demuestran que queda mucho trecho por delante para comprender ciertas cosas que, para empezar, entran dentro de la lógica animal. Además, a partir de entonces resta lo más difícil, que es repetir la hazaña, algo que a buen seguro tardará por más que nos hallemos plenos de optimismo.

Una verdad como un templo

Desde luego que las cosas no pintan nada bien en el futuro para el pescador costero. La ausencia de capturas, la obstinada dinámica de las distintas Administraciones por vetar, restringir y prohibir el pan y la sal al humilde cañista, en concurso con el difícil entorno con el que a menudo tenemos que lidiar -por más que sus comentarios en tono de chanza no persigan más que tocar lo que cuelga y no suena-, constituyen un explosivo cóctel capaz de echar por tierra numerosas vocaciones, en especial las de aquellos que se inicien en ella.

En lo que respecta a los ya versados en la materia, por contra, seguro será más complicado conseguir la rendición, en la medida que la derrota casi se halla instalada en el subconsciente antes incluso de salir a probar fortuna por el litoral. Entonces, ¿cómo es posible que, con tanto en contra, seamos capaces de volver a machacar el mismo clavo? Pues, como dijimos un día a alguien que preguntó en ese sentido, «simplemente, llámalo ilusión».

1 Comentario

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  1. Jorge
    #1 Jorge 2 junio, 2017, 20:04

    Es cierto, últimamente parece que solo valga la pena salir a pescar al mar cuando se rompe una piscifactoría… Aún asi todos los fines de semanas voy.. LLamalo ilusión :p

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