Aspectos a tener en cuenta en la pesca de sargo con macizado

Aspectos a tener en cuenta  en la pesca de sargo con macizado

Aspectos a tener en cuenta en la pesca de sargo con macizado

por 27 de marzo de 2015 0 comments

El macizado es una variable de capital relevancia en la pesca del sargo. El mero hecho de cebar el puesto de pesca es una de las estrategias más interesantes que podemos adoptar cuando los peces reniegan de nuestros cebos por activa, pasiva y perifrástica. Evidentemente, cabe la posibilidad que consideremos que se trata de un trámite factible de obviar a la ligera, pero a la larga los resultados demuestran que, además, a partir de tan sencilla operación se multiplican las posibilidades de seducir a alguno de los tesoros que el mar aún alberga en sus profundidades.

Macizado

Crear la escena de pesca

A la espera de los consabidos calores veraniegos, el cielo de la costa norte sigue mostrándonos su peor cara en la medida que mantiene ese tono plomizo y amenazante que conmina a muchos pescadores a aguardar en la seguridad de sus cuarteles de invierno una mejoría que parece no querer llegar pese al transcurso de las semanas. Es más, basta con darse un paseo por la orilla para comprobar que apenas un puñado de valientes prueban suerte con las pocas especies que por ahora navegan cerca del litoral. Asimismo, por estas fechas el mar nos muestra un escenario tremendamente traicionero e inestable aderezado con jornadas en las que nos ofrece todo su esplendor y bravura, generando rompientes allá hasta donde alcanza la vista.

escenario de pesca del sargo

Dentro de este contexto, la pesca en los roquedos abrigados y desde los puertos se presenta como la opción más apetecible y segura, dada la mayor concentración de peces por estas zonas. Sin embargo, también hay periodos en los que el mar no facilita pista alguna acerca de dónde se encuentran los sectores en los que se aglutina la pesca, por lo que tendremos que ingeniárnoslas para remediar este inconveniente y generar nuestros propios “puntos calientes”.

Aunque el macizado se perfecto no es un garantía 100%

Macizar una determinada zona siempre facilita la tarea del pescador, aunque dista mucho de ser una medida que garantice la obtención de capturas al 100%. Por lo pronto, su función se circunscribe a arrimar a los peces hasta el puesto en que nos encontramos y a despertar su apetito aquellos días en los que el mar parece no tenernos reservado ninguna sorpresa.

pesca de sargos

Antes que nada, conviene definir cuál va a ser el objetivo prioritario de nuestros aparejos, ya que en la época en la que nos encontramos hay especies que están desaparecidas del mapa, tras emigrar hacia otras latitudes o camino de la termoclina que mejor les convenga. De este modo, los meses que tenemos por delante son sinónimo de pesca de sargo crecido, si es que los lábridos no deciden entrar en acción. En cualquier caso, y por regla general, hablamos de pesca con letras mayúsculas, es decir, de especies de buen tamaño. No obstante, dada la brutal presión que se ejerce en el medio salado a lo largo de todo el año tanto los pescadores profesionales como deportivos y los submarinistas, las poblaciones de los espáridos se ven sensiblemente mermadas, por lo que habrá ocasiones en las que cualquier reclamo que les ofrezcamos resulte inútil.

[quote]Y es que por mucho que digamos, hay veces en las que bien vale la máxima que reza que “de donde no hay, no se puede sacar”.[/quote]

Pautas en cuanto a la pesca de sargos con macizado

Las distintas variables que afectan a la pesca de sargo con macizado son determinantes a la hora de encararla bajo ciertas garantías. De entrada, conviene observar detalladamente el lugar donde se va a desarrollar la acción de pesca, ya que no es lo mismo hacerlo entre la espuma de los bloques de un rompeolas que en la quietud de un estuario o de un puerto. Por ello, haremos bien en tomar nota del color del agua, y muy especialmente, de la dirección e intensidad de las corrientes que pudieran afectar a la zona.

El estado de la mar es otro de los puntos a valorar, ya que dependiendo de los días, éste nos puede deparar escenarios diametralmente opuestos. Así, en un mar embravecido resultará harto complejo mantener a los peces próximos a nuestro bajo de línea, ya que las corrientes se encargarán de dispersar el acicate que sirvamos por una amplia zona. En principio, la disposición que ha de mostrarnos ha de ser agitada, que no arbolada, es decir, “gorda”, y a ser posible imbuida de un notorio color azulado o gris, con esa característica babilla que flota y transcurre paralela a la costa tras el golpe generado por la rompiente. Aquí, precisamente, surge la situación idónea para que el brumeo despliegue todo su atractivo, y donde dispongamos de más opciones de llevarnos el gato al agua.

Por otro lado, macizar en un marco de aguas sumamente cristalinas no siempre permitirá sortear los recelos del sargo, dado que en el presente escenario no muestran el menor reparo borrarse del mapa, aunque también puede ocurrir lo contrario, es decir, que nos estén esperando justo cuando el mar ha perdido toda su pujanza. Vamos, que son días en los que no hay quien pueda con ellos, ni tan siquiera atando en el bajo de línea un billete de 20 euros para que se compren lo que quieran.

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