Más cosas de pesca

Basura en los lugares de pesca ¿Y tú qué haces?

por Domingo Iglesias 24 de enero de 2012 4 comments

Chatarra, cuerdas, trozos de nylon, sedales, anzuelos, plomos,… son objetos que podemos encontrar en cualquiera de nuestros paseos habituales a la orilla del mar. Escondidas entre las rocas, cientos de bolsas fabricadas con plásticos, serigrafiadas con los colores de cualquier supermercado o con la publicidad típica de comercios dedicados a la pesca deportiva, hacen honor a que la zona es una buena posta de pesca.

Muchos de nosotros padecemos de dejadez extrema. Son pocos los que después de una jornada intentan dejar la zona limpia y que parezca que no han estado allí.

La masificación de la pesca deportiva ocasionada por el repunte de la crisis es consecuencia de la escasez de recursos por parte de muchas personas que ven en este deporte una buena manera de intentar paliar los altos precios del pescado. Y esto conlleva dos grandes problemas: por un lado el deterioro del medio ambiente y por otro lado el deterioro de las relaciones humanas.

El cuidado de nuestro entorno

Respecto al medio ambiente, encontramos infinidad de ejemplos como los comentados anteriormente. Es sencillo llevar una bolsa para después recoger los desperdicios, limpiar el terreno en el que hemos estado y luego depositarla en un contenedor.

Todos agradecemos cuando llegamos a una zona limpia en donde es agradable pescar. Cuando sucede lo contrario, incluso los malos olores y los desperdicios hacen que los roedores sean quienes nos vigilan para apoderarse de nuestras capturas. También sucede esto en las escolleras habitadas por gatos o ratas. Estos animales son gratificados con trozos de algún que otro bocadillo o incluso por refrescos medio acabados o bolsas de cebo podrido.

Aunque a veces cuanta más basura encontremos en un sitio nos lleva a pensar que va más gente a pescar y que es una buena situación, no tiene por qué ser cierto. Lo único que indica es que allí sólo van descuidados, inconsecuentes y sin duda “guarros”.

Los desperdicios que soltamos al agua pueden ser la muerte de muchos peces susceptibles de ser una de nuestras comidas. No lo olvidemos, por favor. La limpieza y el orden de las áreas pesqueras ayudan también a nuestra seguridad. Evitaremos cortes fortuitos con botes oxidados, caídas por resbalar sobre bolsas,…

Entre pescadores

Respecto al deterioro de las relaciones humanas, las masificaciones, la falta de sitio, el afán de superación, el protagonismo, el egoísmo, la mala convivencia y en muchos casos el dinero necesario para vivir o para compensar los muy menguados sueldos, hacen que gritos, insultos, algún que otro golpe, enturbien la inestimable paz del que pesca.

Las leyes hay que cumplirlas, las situaciones personales no son en ningún caso atenuantes delante de la ley, aunque debieran serlo en algún que otro caso. Sólo podemos pescar 5 kilos por licencia y día, perfecto, pero si ustedes están pescando en la ría de Ribadeo dependiendo de en qué orilla estén podrán llevar como tope los cinco justos o un poco más. La legislación en materia de pesca deportiva es diferente en Asturias que en Galicia y sorprende.

¿Son justas las leyes?

Debemos ser razonables. Como todos sabemos está prohibido comercializar el producto de la pesca deportiva, pero señores, si tengo problemas económicos y por un par de kilos de calamares me dan 50 euros, podré con ese dinero aportar más a mi maltrecha economía que si tengo que comer calamares dos o tres días. Seamos personas, y concienciémonos de que hay que cumplir la ley, pero la ley es un poco injusta en muchísimas ocasiones.

Recuerdo a un patrón profesional lo que me decía en un puerto gallego al cual me acerqué a pescar una noche. Explicaba con frialdad y desprecio hacia unas cuarenta personas, que le estábamos quitando el pan de sus hijos. Un patrón profesional que acusaron por malversación de fondos de una cofradía unos años después.

Quizás haya que variar la ley un poquito, habrá que potenciar el cuidado de los recursos, habrá que comprobar el estado de las áreas afectadas y por supuesto impedir la interacción de las dos leyes, la deportiva y la profesional.

El dinero marca las directrices de nuestro deporte, pero no nuestro dinero, sino el que nos falta, el que quieren ganar los profesionales, el de los mariscadores que impiden que recojamos un poco de cebo gratuitamente para ir a pescar, obviando en muchísimas ocasiones que no tienen concesión exclusiva. Tenemos que cambiar muchas cosas.

Tenemos que cambiar nosotros y responsabilizarnos de nuestras actividades deportivas, no ensuciando, respetando al vecino, no llevando malos rollos y violencia a nuestros lugares de descanso y disfrute.

Todos somos humanos, todos comemos a diario, y a muchos nos gusta pescar, pero pescar en paz, tranquilidad y en zonas limpias.

Respetémonos y cuidemos de nuestros lugares de pesca.