¡Primera dorada de la temporada!

¡Primera dorada de la temporada!

por 26 de abril de 2011 0 comments

En lo que va de primavera no he tenido la oportunidad de salir a pescar todo lo que hubiera deseado, y en las ocasiones en las que lo he hecho no he tenido demasiada suerte. Mi mayor objetivo es hacerme con la primera Dorada de la temporada, pero se está resistiendo más de lo que podía esperar, así que, pensando en esto he recordado la primera que conseguí pescar en la temporada pasada, y fue toda una aventura, así que me entretengo recordándolo…

Tormenta en el mar

Corría la semana del 15 al 21 de marzo de 2010, y como todas, y no nos saltamos ninguna, yo y mi amigo Said acordamos cual era el día que nos venía mejor para coincidir y poder salir juntos a pescar. Tras consultar los partes meteorológicos decidimos ir a probar suerte el viernes por la tarde.

Llegó el ansiado día y a primera hora consulté de nuevo las previsiones y como suele suceder en estas épocas del año, el parte no ofrecía mucha tranquilidad, lo típico, “nubes y claros con posibilidad de chubascos”, es decir, que sea lo que Dios quiera. Al salir del trabajo eché una vista al cielo y ¡maldita sea!, empecé a dudar seriamente de la posibilidad de poder salir a pescar. Corrían por el horizonte unaS enormes y amenazadoras nubes de tormenta. Llamé a Said y le comenté, pero cual fue mi sorpresa que me dijo que en la zona de pesca, que es donde el reside, brillaba un sol radiante que invitaba a jugársela.

Lo recogí como de costumbre en la puerta de su casa, con los pertinentes 10 o 15 minutos de retraso y realizamos nuestro ritual, tomar un café y especular sobre las enormes capturas que, “seguro”, íbamos a realizar. De esperanza e ilusión siempre vamos bien servidos.
Llegamos al pesquero y Said estaba en lo cierto, el mar estaba en calma y el sol brillaba anunciando la inminente primavera. Estaba a rebosar e incluso dudamos de si habría hueco para nosotros, pero como dice el refrán, donde caben 37 caben 39.

Montamos todo el chiringuito y en pocos minutos, la tormenta que había visto 30 km al sur se aproximaba a paso firme hacía nosotros. Todo el mundo recogió y se marchó como si su vida estuviera en juego, pero nosotros nos resistíamos a creer que nos alcanzaría, ya que parecía describir una trayectoria que quizás la haría pasar de largo. ¡Qué ilusos!, de repente nos vimos solos y con una tormenta y granizada encima que daba miedo. Nos alejamos de las cañas ya que caían rayos sin cesar, y ya se sabe, el carbono es el cebo preferido de la electricidad. El agua y el desánimo nos calaron hasta los huesos.

La tormenta pasó y volvió a salir el sol y el ánimo volvió a adueñarse de nuestras cabezas. No pasaron ni cinco minutos cuando mi caña más endeble dio un latigazo bastante fuerte. No me lo podía creer, recogí una dorada de unos 750 gramos. Al momento, Said cogió un sargo de aproximadamente medio kilo, y acto seguido otro más.

Después de la tormenta llega la calma, o ¿no? Las capturas no fueron de récord ni mucho menos, pero por todo lo que pasamos fue uno de los días de pesca que mejor recuerdos me trae, y además, ¡la primera Dorada de 2010!.

¿Habéis pescado ya vuestra primera Dorada de este año?

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