Una introducción de la pesca de barbo a mosca

Una introducción de la pesca de barbo a mosca

Una introducción de la pesca de barbo a mosca

por 21 de enero de 2018 0 comments

Aunque el invierno no da tregua, muchos pescadores esperamos ya los cada vez más cercanos primeros días templados de arranque de primavera, con ríos que recuperan su corriente y que vuelven a la vida hasta el “frenazo” estival, los mosqueros buscamos aprovechar estos días complicados para la trucha, aun esquiva, aún con tramos en los que no se permite la pesca, con especies tan atractivas o más como es el barbo. Todo un reto cuando el movimiento de insectos no tiene comparación a los meses anteriores.

Pesca de barbo a mosca ¿sencillo?

La pesca de barbo a mosca no es tan sencilla, de hecho la premisa para poder pescarlo es que veamos movimiento a superficie, y esto no ocurre siempre. Para maximizar las opciones debemos buscar preferentemente aquellas zonas donde se puede maximizar más estas opciones, como son las tablas de los ríos no muy profundas con corrientes lentas, caídas de azud, orillas protegidas de la corriente principal, playas de arena de poca profundidad o las entradas de arroyos en los embalses.

Pesca de barbo a mosca

Si pescamos en ríos de aguas claras, localizarlos es fácil, pero muchos de sus lugares de pesca son aguas turbias y para ello debemos estar atentos a la actividad como la presencia de burbujas, o de barro que remueven en el lecho para buscar alimento. Si analizamos su actividad a lo largo del año, en invierno las opciones son baste nulas y en verano, aunque mayores que en los meses más fríos y es en los días templados de primavera y verano cuando más opciones de pesca de barbo a mosca tendremos.

La presentación

El barbo es un pez asustadizo por lo que a la hora de presentar nuestro cebo debemos ser muy cuidadosos, evitar que nos vean con movimientos bruscos y ruidos que les asustarán. Esto también conlleva a que seamos muy preciosos en los lances, si realizamos muchos imprecisos sobre una misma zona lo que conseguiremos será asustar a los “bigotudos” o que no atiendan a nuestro cebo. En el río, atacaremos al barbo contracorriente y en el embalse donde no tenemos esta ventaja buscaremos obstáculos para poder realizar una presentación más natural posible.

Con estas premisas y ya realizado los lances apropiados y obtener las picadas del barbo, debemos ser prudentes en la clavada, donde notaremos diferencias con otras especies como de pesca a mosca como la trucha. La huida del barbo tras la picada es más brusca que la de los salmónidos, especialmente en su movimiento de cabeceo, por lo que debemos ser muy rápidos en darle línea para evitar roturas. Su movimiento natural en los ríos le lleva a huir a favor de la corriente y en los embalses hacia el interior, buscando aguas más profundas. La primera huida será brusca, pero tras un parón no esperéis que esté todo ganado, lo intentará en distintas ocasiones por lo que debemos realizar un buen control de su fuerza y no bajar la guardia.

mosca para la pesca del barbo

Los cebos

Respecto a la mosca y estilo depende mucho también de la especie de barbos que pesquemos. Si busco barbos gitanos en la parte alta de ríos afluentes del Guadiana o el Guadalquivir en Sierra Morena lo hago con pequeñas moscas secas, tricópeteros y dípteros, con una forma de pesca que se diferencia poco de la pesca de la trucha. Entre estas la estrella en otoño es la hormiga alada, un comodín que funciona muy bien en casi todas las ocasiones.

Mientras en los embalses como Cijara o García de Sola donde abundan los comizos las sustituyo por ninfas o strimmers o grandes moscas de foam que imitan por ejemplo a los cangrejos.

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