Pesca a fondo

¿Has probado la pesca selectiva para doradas y lubinas?

por Juan Urrutia 3 de julio de 2012 4 comments

Todos queremos pescar grandes peces, no hay duda de eso. Si tenemos paciencia y nos lo proponemos podemos conseguirlo. Lo primero que debemos hacer, hablando de pesca fondal desde costa, es armarnos de paciencia. Tendremos muchas menos picadas que utilizando anzuelos discretos y gusanos marinos, pero merecerá la pena.

Variantes en la pesca selectiva

Dentro de la pesca selectiva encontramos dos variantes: la dirigida a una especie concreta y aquélla que busca grandes peces de distintas especies. En esta ocasión hablaré de la primera, haciendo referencia a cómo capturar doradas y lubinas.

Seleccionando la especie y el tamaño

Si pretendemos pescar grandes espáridos, sobre todo doradas, nos decantaremos por dos cebos extraordinarios y que casi garantizan que sólo una gran dorada pueda devorarlos: la navaja entera y el cangrejo verde. Tanto la dureza de estos cebos como el tamaño del anzuelo determinarán el resultado de la pesca, pocos peces son capaces de triturar duras conchas, solamente doradas, rayas y pequeños escualos. Dado que la picada de los últimos, salvo que conozcamos lugares muy pródigos en estos peces, es menos probable que la de la dorada, será ésta la que caiga en nuestro engaño.

Un detalle básico es clavar con mucha rapidez y fuerza tras la picada, pues usando cebos duros no es habitual que se claven solas como pescando con gusanos.

Otra de las especies más perseguidas de forma específica es la lubina, cuyas grandes fauces nos lo ponen fácil para seleccionar su picada. No muchos peces pueden engullir un anzuelo del 1/0 cebado con una sardina entera o un gran filete de jibia. Dos cebos estrella para su captura, por cierto.

Tanto en el caso de la dorada como si nuestro objetivo es la lubina, pero especialmente importante con ésta última, el aparejo será de gameta única y larga, muy larga. Si lo permite el pesquero, no será descabellado utilizar brazoladas de más de una braza de longitud, llegando a los dos metros y medio si nos es posible.

El fluorocarbono es ideal para su confección, y nos permitirá utilizar mayores grosores. Éstos rondarán las treinta-treinta y cinco centésimas si pescamos de día, pudiendo pescar sin problemas con 0,40 durante la noche. Es más importante la presentación natural que otorga una gameta larga que el grosor de ésta; además, a mayor calibre, menos frecuentes serán los enredos.

Dónde y cuándo probar la pesca selectiva

Aquellas playas y desembocaduras donde abunden navajas, berberechos, cangrejos y otras presas de la dorada serán, lógicamente, lugares propicios para su pesca. Mareas de coeficiente medio o alto pero sin excesivo oleaje favorecerán que estos peces se muevan en busca de alimento.

La lubina comparte hábitat con la dorada, pero se siente cómoda en aguas más movidas, con al menos un metro de ola, hablando de playas. Son especialmente querenciosos los arenales en los que desemboque algún pequeño río o los estuarios. Las rías y puertos pesqueros albergan grandes y esquivos ejemplares.

En cuanto al momento, si bien el amanecer y el ocaso son períodos de mayor actividad para muchas especies, también para éstas, durante la noche muchos grandes peces se acercan relativamente a la orilla. Esto posibilita pescar con carnadas voluminosas y lograr capturar buenas lubinas con lances de entre 40 y 60 metros de distancia. La dorada nos obligará a lanzar más, salvo en rías y desembocaduras, donde las fuertes corrientes la hacen arrimarse a la orilla.

Por último, una característica de todo pescador selectivo es que tiene sus propias tallas mínimas. Éstas suelen ser bastante superiores a las ridículas que impone la ley, devolviendo a la mar todo pez que sea de tamaño inferior al que se auto-exige el propio pescador.

Y tú, ¿tienes todo listo para practicar pesca selectiva?