Historias de pescadores

Los pequeños placeres de la pesca deportiva

por Toni Martinez 11 de febrero de 2014 7 comments

La visión que desde fuera se suele tener de un pescador no dista mucho de la de un viejo cascarrabias, aguantando su caña de gusano en un puerto, o un jovenzuelo intentando matar unas horas libres. Todo el que no conoce los entresijos de nuestro maravilloso deporte no imagina lo que significa y proporciona para cada uno de nosotros. Somos amantes de los peces, de la aventura y nos alimentamos el espíritu con pequeños placeres que no hacen más que engrandecer este vicio, afición o deporte, llamémosle como queramos.

Los tiempos están cambiando y uno cuando sale a pescar, intenta disfrutar del día al máximo. No todo es sacar peces y volver con una pieza a casa. A menudo se dejan escapar detalles que nos harían recordar hasta el más bestial de los bolos. Muchos de vosotros sabréis bien de lo que hablo, pues aunque el furtivismo no se consigue erradicar, y mucha afición aún sigue abusando del medio en el que pesca, gracias a las redes sociales e internet, cada día nos conocemos más, y los lazos entre los verdaderos amantes de la pesca deportiva se estrechan. Aficionados que disfrutan como nunca de su deporte y no solo sacando peces.

La captura y suelta

Pues sí amigos, para muchos este simple gesto, es todo un placer, un momento que grabamos no solo en nuestra cámara si no también en nuestra cabecita. Después de una buena pelea, de lo que nos ha costado dar con el pez y engañarlo, no hay mejor sensación que ver como ese valiente regresa a su medio, a su guarida, y gracias a nosotros dará un paso de gigante para seguir procreando e incluso, dando otras alegrías a demás pescadores. La práctica del captura y suelta estuvo más ligada a la pesca en aguas dulces, pero de un tiempo a esta parte, cada vez es más practicada en el mar con las maltrechas poblaciones de lubinas, palometones o anjovas. Para la mente de un pescador de mar es más complicado quizás la suelta de un ejemplar del vasto mar, pero no podemos excusarnos en el abuso de los profesionales para saquear nuestras zonas preferidas. En serio, probadlo. Admirad la suelta de una bonita lubina y os sentiréis mucho mejor. Entonces ése, sin duda, será el paso más importante en la vida de pescador.

Momentos con alma

Podría parecer que nada sorprende a un pescador, acostumbrados muchos como estamos a  lanzar la caña en zonas bellísimas, ríos prístinos, lagos de montaña o acantilados solitarios. Pero hay momentos que anhelamos cuando no podemos salir de pesca por diferentes motivos, y muchas veces ya no es el de sentir un pez al otro lado. El el de sentirse pequeño bajo una atardecer de ensueño o un amanecer de postal. ¿Que más se puede pedir? El que no ha vivido esos momentos y sale de pesca a las diez de la mañana, se está perdiendo uno de los placeres más hermosos que nos ofrece la naturaleza. Obviamente son momentos de gran actividad para los peces, pero siempre dejamos por unos instantes el afán por tirar la caña para extasiarnos con las luces del cielo. El sol, tanto si viene como si se va, nos regala unos instantes de visión únicos, recompensando así nuestra presencia frente al grandioso mar o perdidos en el monte.

Sonrisas sinceras

Tengo la inmensa suerte de que mi pareja se ha enganchado terriblemente al spinning. A menudo me dice, al ver las fotos de muchos pescadores: “Qué serios, no sonríen, parece que no disfrutan del momento con lo que divierte la pesca”. No le falta razón, se echan en falta más sonrisas en las fotos junto a nuestros trofeos y más ilusión en algunos vídeos, que somos unos privilegiados. Para mí es un orgullo, no solo enseñar a pescar a alguien, si no ver su rostro iluminado con cada captura, como si fuera la última, porque esos momentos perdurarán toda la vida y la pesca deportiva es diversión, es excitación y adrenalina. Una buena sonrisa es un placer y nuestro deporte está muy falto de ellas.

Como niños

¡Y con zapatos muy nuevos! Así somos, no tenemos remedio. Si nos ponen delante de un escaparate de pesca, nos desarmamos, lo queremos todo, queremos tocarlo todo y probarlo todo. En nuestra afición los hay muy sibaritas, a los cuales les encanta adquirir o probar cositas… detallitos de nuestro deporte. Otros están siempre al tanto de novedades para ver si pueden darle una sorpresa a sus presas favoritas con algo nuevo y diferente. Reconozcámoslo, nos encanta lanzar al agua cacharritos a la última, para ver tan solo como nadan, o montar moscas con materiales nunca vistos. Es nuestro juego de niños y yo, particularmente no quiero ni deseo crecer.

Nuevas técnicas

Lejos, muy lejos hemos dejado ya a aquel viejo pescador pertrechado de anticuados aperos y faltos de ideas. Hoy día los pescadores son avezados, autodidactas, valientes… igual creamos un señuelo de la nada como que customizamos nuestra caña. Cada foto es una pequeña obra de arte y que decir de los vídeos… No nos estancamos y donde más puede apreciarse es en las variadas técnicas que se practican. Tenemos cañas para cada pez y cada técnica. Todo ello nos ayuda a mejorar la búsqueda de especies nuevas y con señuelos antes desconocidos. Nos encanta no estancarnos y valoramos cada especie que perseguimos. Buscamos el más difícil todavía porque ello nos llena de satisfacción y aleja la improbable monotonía de éste nuestro deporte.

¿Quién dice que la pesca deportiva es aburrida? Será por placeres…