Doradas de piscifactoría: La marabunta espárida

Doradas de piscifactoría: La marabunta espárida

Doradas de piscifactoría: La marabunta espárida

por 12 de mayo de 2017 0 comments

La pesca de la dorada siempre se ha caracterizado por ser una pesca fina que requería de técnicas depuradas y de un muy buen hacer por parte de los pescadores amantes de este pez tan buscado para hacerse con los ejemplares de mayor tamaño y prestigio.

Ser pescador de doradas era, en definitiva, ser un pescador especializado, un pescador respetado y que atesoraba conocimientos valiosísimos que le hacían tener éxito y lo convertían en la envidia y la admiración del resto de compañeros de caña.

La pesca de las grandes doradas sigue siendo dura y exige lo mejor del pescador, ya sea mediante técnicas de corcheo o surf casting. Sin embargo, en los últimos años, un hecho que se repite cada cierto tiempo ha permitido que cualquier pescador, sea cual sea su nivel, pueda conseguir verdaderas pescatas de escándalo de este espárido tan apreciado.

Cuando se rompen las piscifactorías

Desde hace unos cuantos años ya, en diversos puntos de nuestro litoral se han venido ubicando piscifactorías marinas para la cría y engorde de especies como la lubina o la dorada para ser destinadas posteriormente a la venta en pescaderías.

Estas piscifactorías, que consisten en enormes redes de cerco desde donde se les alimenta, suelen romperse con facilidad en cuanto un fuerte temporal azota la zona, provocando que enormes bancos de doradas se escapen y se acerquen a las costas cercanas poblándolas.

Estas doradas de “granja” se agrupan formando verdaderos bancos y, además, presentan la característica de haber sido alimentadas por el ser humano por lo que, al contrario que sus parientes salvajes, estas doradas son mucho más confiadas y menos selectivas con la alimentación.

Mar revuelta, ganancia de pescadores

Cuando estás fugas ocurren, los pescadores que se topan con estás repoblaciones forzosas pueden ver como en apenas unos minutos sus cestas se llenan con decenas de ejemplares de doradas, y lubinas, de ración que entran a cualquier cebo que se les presenta.

Hasta el momento en que, bien se merman estos bancos o bien porque se “asalvajan” y se vuelven más cautas, los días posteriores a las roturas de las piscifactorías donde se les ha engordado se convierten en verdaderas fiestas en las que se reúnen decenas de pescadores dispuestos a hacerse con una buena cantidad de pescado.

Técnicas y cebos

Si bien es cierto que estas doradas pueden, y deberían, ser pescadas con técnicas finas como surf casting o boloñesa, lo cierto es que la voracidad y la falta de un instinto que les haga recelar las hacen presa fácil con técnicas menos sofisticadas.

Unas simples lanzadoras pequeñas o un equipo de corcheo liviano pueden valernos a las mil maravillas para disfrutar de una jornada con las doradas de repoblación. Del mismo modo, dada su falta de cautela y su confianza, no es necesario pescar con equipos finos aunque, dado que la pesca es un deporte, no está de más utilizarlos para gozar de la fuerza de estos peces.

En cuanto a cebos a emplear, pasa un poco como con los equipos. Los cebos tradicionales empleados para pescar doradas salvajes tales como gusanos, ermitaños y demás cangrejos o diferentes tipos de moluscos nos darán enormes resultados. Sin embargo, y a riesgo de ser reiterativo, la total confianza y su voracidad harán que, aunque los cebos anteriores nos funcionen, no sea necesario desembolsar una cantidad de dinero importante comprando estos cebos puesto que con otro tipo de carnadas mucho más económicas obtendremos buenísimos resultados.

Uno de los cebos más utilizados es la gamba congelada que se vende en los supermercados. Este crustáceo se vende a granel y por muy poco dinero tendremos muchas de estas gambas que, cortadas en trocitos, nos supondrán carnadas suficientes como para pescar varios días.

Otro de los cebos estrella para las doradas de vivero será la misma comida que les dan en las piscifactorías. Este cebo no es otro que pequeños pellets de halibut que se venden en las tiendas de pesca por muy poco dinero. El único inconveniente radica en saberlo anzuelar ya que la dureza de este cebo puede presentar complicaciones. No obstante, una vez superado este escollo, se trata de un cebo que nos dará decenas de peces.

Pesca responsable

Aunque es difícil resistirse en una situación de tanta abundancia, no debemos olvidar que somos pescadores deportivos y, por lo tanto, debemos cuidar de la pesca de nuestros litorales. Tened en cuenta que, si vais una media de 10 veces a pescar estos peces recién escapados, obtendréis en cada jornada muchos ejemplares en poco tiempo. Dicho esto y sin querer dar lecciones a nadie, deberemos ser consecuentes y no matar más pescado del que queramos consumir.

Por mi parte, suelo quedarme las doradas que cogemos durante la primera jornada y que nos proporcionan pescado durante meses si lo congelamos. El resto de los días que voy tras estos espáridos, trato de disfrutar afinando equipos y subiendo la dificultad para capturarlas y disfrutar de la fantástica lucha que proporcionan para, después, volverlas a soltar.

No hay comentarios todavía

Participa en la conversación

No hay comentarios.

Anímate y se tú el que comience los comentarios de este artículo.