Trucha arcoiris, ¿enemiga de nuestros ríos?

Este año, el Departamento de Medio Ambiente de la Comunidad de Aragón remitió una carta al Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino en la que se solicita que se estudien las modificaciones normativas necesarias de la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la  Biodiversidad para regular el uso y suelta de trucha arco iris para la pesca deportiva.

Este paso, muy demandado por asociaciones como AEMS Ríos con Vida, establece la posibilidad de que se considere un periodo transitorio de autorización de sueltas de trucha arco iris, únicamente en tramos controlados donde no haya competencia con la trucha común autóctona.

¿Qué consecuencias puede tener? A mi juicio, esta medida puede ser positiva pero por si sola no es suficiente. Querer eliminar una especie alóctona para salvar la autóctona es siempre bueno, pero si le acompañan vedas, controlar la presión piscícola y salvaguardias para que las truchas autóctonas vuelvan a ser las reinas de los ríos.

La fario no autóctona igual de perjudicial
Lo cierto es que Aragón ha sido una de las regiones más perjudicadas por la entrada y crecimiento incontrolado de especies foráneas. El siluro como ya hemos hablado en este blog merece un debate. Es cierto que está generando mucho turismo de pesca pero no es menos cierto que a medida que pasan los años y crecen en número y tamaño el daño al Ebro puede ser imparable.

¿Y los salvelinos? Son tan de fuera como las truchas arcoiris, pero generan también beneficios económicos en excursiones guiadas a los arroyos e ibones pirenáicos.

Pero si vamos a salvar a nuestra trucha común, no podemos repoblar con cualquier fario, tiene que ser la del propio río. Muchas de las truchas comunes que se sueltan provienen de piscifactorías que trabajan con ejemplares centroeuropeos, y su suelta es mucho peor que la de la arcoiris. ¿Por qué? Una trucha arcoiris no se reproduce con una común, pero entre una centroeuropea y una autóctona si, perdiéndose la riqueza genética de una especie que lleva miles de años en nuestros ríos.

Los recursos de nuestras administraciones son ahora limitados, pero si se hacen las cosas que se hagan bien, prefiero un río cerrado a la pesca que repoblar de cualquier forma.

Por ello, las ideas buenas que no se tuerzan cuando se pongan en funcionamiento.