Señuelo Rapture Sumiko: sorpresas te da la vida

Señuelo Rapture Sumiko: sorpresas te da la vida

por 13 de octubre de 2014 0 comments

El apartado que concierne a los artificiales long cast de largo recorrido, suele centrarse básicamente en perfiles alargados y carentes de grosor, cuestión que, no obstante, en el presente caso en absoluto ocurre, toda vez que este señuelo prescinde del patrón “17 centímetros”, al tiempo que aumenta de peso.

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De este modo, la firma Rapture incorpora un valioso peón que se ha convertido en indiscutible para no pocos pescadores merced a sus virtudes en combate y a su más que asequible coste de adquisición, datos que le convierten en un recurso con una relación calidad-precio sumamente atractiva, algo de gran utilidad para los complicados tiempos que corren.

Datos generales

La paleta de opciones que nos ofrece Rapture Sumiko gira en torno a una amplia gama de señuelos, mas, a decir verdad, algo quedaba pendiente por hacer. Así las cosas, en el caso que nos ocupa, este diseño consta de 15 centímetros, mientras que el peso alcanza sobradamente los 31 gramos en un chasis poco menos que hormonado, datos de por sí suficientes para tenerlo en cuenta a la hora de incorporarlo al ya de por sí amplio arsenal del pescador que busca eficacia a un coste contenido. Al mismo tiempo, su capacidad de aguantar mares subidas de tono le convierten en titular indiscutible cuando sus primos hermanos deben pasar al descanso momentáneo, merced a la posesión de un grueso babero que le confiere aplomo, equilibrio y estabilidad en el nado.

Con perspectiva

El sistema de pesos móvil que recorre las entrañas del Rapture Sumiko es sencillo, pero eficaz. Constituido por tres esferas que responden a las demandas del pescador, ya sea a la hora de propulsar el engaño, o bien llegado el momento de obtener un efecto rattlin, convierten al presente artificial en un correcaminos de largo recorrido destinado a encarar escenarios complejos mediante equipos medio-pesados en zonas especialmente batidas, o bien en ciertos momentos de la marejada, misiones que por otra parte cumple a la perfección merced a la orientación de su babero, y a que busca a los cazadores en un calado que anda en torno a los 80 centímetros. Sin embargo, no es aconsejable pescar con él desde altura, toda vez que ascenderá una quincena de metros antes de tenerlo a nuestros pies, momento en el cual se suceden muchas picadas de peces que, no teniendo claro qué deben hacer, se abalanzan sobre el señuelo, una vez advierten la presencia de la orilla, o bien la posibilidad de perderlo de vista.

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Acción en el agua

La acción que despliega este señuelo de orden flotante es básicamente wobbling en la medida que se agita describiendo una notoria “X”, aunque en ciertos momentos parece querer mostrar débilmente los costados a modo de rolling. Tal combinación de sugerentes movimientos se encarga de engañar tanto a ejemplares jóvenes como a gallinas viejas, cuestión que al mismo tiempo se ve rematada por la inclusión de sendos triples VMC que, a decir verdad, es conveniente reemplazar para evitar innecesarios disgustos. Eso sí, cuando llevemos a cabo dicha operación, cambiémoslos por otros de igual tamaño y peso, pues, en caso contrario, la acción se verá comprometida, al punto de hacerle abandonar el agua sin ningún orden ni concierto. En este sentido, los VMC 9626 PS de número 1 o 2, aparte de poseer una gran eficacia retentiva y de ser muy económicos para todos los bolsillos, nos permitirán mantenerlo en servicio activo hasta la extenuación.

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Uniforme de combate

La paleta de colores escogida para vestir este señuelo es un tanto restringida, ya sea en lo que respecta a los tonos fantasiosos como realistas, cuestión que por otra parte se ve compensada con creces en la medida que cualquiera de ellos muestra una sorprendente contumacia frente a los desconches, sean éstos producto del roce de los triples o con las piedras. Y es que hemos hecho uso y abuso del Rapture Sumiko en zonas complicadas, y el caso es que le cuesta perder el traje de faena. En el caso de las poteras, apenas se vislumbran puntos de contacto de las puntas sobre los flancos, al tiempo que habrá que darle un severo golpe para que salte un corro, el cual, el cual, por su parte, tendrá carácter muy limitado. Poco a poco, y casi de puntillas, este singular minnow se ha hecho plenamente merecedor de ser incluido en el exclusivo y restringido club de las tres “B” (“Bueno”, “Bonito” y “Barato”). Ya quisieran, como él, otros muchos gatos lamer el plato.

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