Pescar atunes en el Cantábrico ¿sueños rotos?

Pescar atunes en el Cantábrico ¿sueños rotos?

Pescar atunes en el Cantábrico ¿sueños rotos?

por 22 de diciembre de 2012 0 comments

Las continuas alteraciones que se están produciendo en nuestros mares siguen deparando numerosas sorpresas al pescador norteño mediante la aparición de especies más propias de otras latitudes al otro extremo de sus aparejos.

En este sentido, cabe mencionar que algunas tan intrínsecamente mediterráneas –como pueden ser las llampugas–, ya hace tiempo que hicieron acto de presencia en el Cantábrico para asombrar a quienes tienen por costumbre poner proa hacia donde navegan los infatigables bonitos, los cuales, por su parte, seguro que en ningún momento pensaron que grandes atunes terminarían compartiendo territorio con ellos. No obstante, tan singulares nadadores son objeto de especial cuidado a nivel mundial, de ahí que sea necesario hacer mención a una serie de especialidades referentes a su pesca.

Pescar atunes en el Cantábrico

Pescar atunes en el Cantábrico con lupa

Con carácter general, y aunque cada vez aparezcan con mayor frecuencia ejemplares subidos de talla, los atunes que muerden las muestras preparadas para los bonitos suelen contar con un peso pluma, lejos de los centenares de kilos que pueden tener los especímenes más veteranos, los cuales son capaces de derrengar por completo a una tripulación versada en partirse la cara con bichos de mal genio y, aun así, salir perfectamente victoriosos del trance.

En principio, estas mimbres se constituirían en acicate de sobra para que muchos aparejaran sus embarcaciones en orden a acosar a tan gigantescos depredadores, mas lo cierto es que, a diferencia del resto de especies marinas, reciben una protección que se sigue al pie de la letra merced a la cuantía de las sanciones. Y es que el perenne acoso del género humano ha obligado a tomar serias medidas ante el deplorable estado en que se encuentra este pez, de ahí que, por ejemplo, y en virtud de lo que se recoge en la web del Ministerio, únicamente se permita capturar atún blanco con limitaciones, mientras que el rojo está vetado, algo que a muchos dejará fríos por no poder disfrutar de la pelea que ofrece tan potente torpedo.

Mucho cuidado con pescar atún rojo

La especial atención que se prodiga al atún rojo obliga a que el pescador deportivo tenga que devolver imperiosamente con vida cada captura que efectué. Sin embargo, a veces resulta imposible realizarlo de tal manera y la tripulación queda en la disyuntiva de cómo actuar a renglón seguido, pues el paquete que planea sobre ella –en el supuesto de ser descubierta– es de aúpa.

En principio, y con respecto al presente año, sólo se permite la tenencia a bordo de una de estas capturas de inejecutable reintegro por marea –o dos por temporada–, siempre y cuando se respete la talla mínima de 30 kilos o 115 cm y se proceda a su posterior declaración, algo cargado de lógica, máxime cuando devolver pleno de vida a un zeppelin que puede haber estado combatiendo durante varias horas con varios pescadores –al punto de terminar reventados todos los intervinientes– se torna harto complejo. Ahora bien, en el supuesto de que nos entre un ejemplar pequeño sin haberlo pretendido, y aun sabiendo de sus nulas posibilidades de supervivencia, habrá que liberarlo.

Pescando atunes en el cantábrico

Inesperados topetazos

A menudo, los atunes jóvenes se mezclan con bandadas de bonitos para dar caza a toda suerte de pescurria, ya sea bocarte o sardina, por citar algunos ejemplos, de ahí que algunos de ellos terminen por lanzarse a por los engaños que les tenemos preparados a éstos. En tal orden de cosas, siempre que se cobre un ejemplar hay que andar con especial mimo para tratar de infringirle los menores daños posibles, cosa que en principio es bien sencillo, habida cuenta que raras veces muerden la imitación profundamente, quedando la misma a menudo en la comisura de la boca. A renglón seguido, y tras la consabida ráfaga de fotos, lo retornaremos inmediatamente a su hábitat, donde buscará la protección que otorga la hondura con el susto inserto en el cuerpo.

Criterio propio

En nuestras salidas al mar no se debe dejar nada al capricho del azar, de ahí que haya que tener todo en regla incluso antes de salir de puerto. En concreto, la equipación que debemos llevar para enfrentarnos a los túnidos o lo que pueda llegar, debe ser plenamente solvente, pero de nada nos servirá ésta si no le dedicamos un mínimo de cuidados y atenciones.

En principio, gran parte de las tripulaciones que parten hacia mar abierto liberan los atunes que caen en sus aparejos con plenas garantías de supervivencia, no solo en el intento de no interferir en el ciclo de la vida, sino para evitar padecer una severa estocada en la cartera, mientras que otras, en cambio, prefieren jugarse el envite a una carta. En fin, cada cual sabe cómo ha de obrar en su vida, pero luego no vale quejarse.

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