Los esturiones del Guadalquivir: una historia de extinción.
por Angel Luis Delgado Cortés 19 de junio de 2015 0 commentsEl esturión es un pez de agua dulce, que al igual que tantos otros, necesita remontar los cauces de los ríos para desovar y completar así su ciclo vital. Es un pez de estuario y en las marismas del Guadalquivir. Era tal su abundancia, que los Reyes Católicos otorgaron el monopolio de la preparación del caviar a los monjes de la Cartuja de Sevilla, y el derecho a ahumar la carne de sollo (que así se le conoce en Andalucía al esturión), a una cofradía de Sevilla que tenía su domicilio en el “barrio de los ahumadores”.
Cortar sus posibilidades de freza
El principio del fin de esta especie no fue su pesca, sino la construcción de la presa de Alcalá del Río (1930) que cortó de forma drástica la posibilidad de que los esturiones llegaran hasta sus zonas de freza en las cercanías de Córdoba.
Qué pena que no haya habido ningún “Félix” que rompiera una lanza por ellos. Claro, no son tan vistosos como el lince o el lobo y filmar su asombrosa vida en las turbias aguas que habitan es poco televisivo.
Vivimos en un mundo extraño. Si los esturiones, que llegaron al Guadalquivir muchos millones de años antes que nosotros, que evitaron el destino de los dinosaurios, han desaparecido, ¿no será el momento de pensar en que nos hemos equivocado?
Quizás en su recuperación podamos encontrar un camino hacia el pasado que nos lleve a un futuro menos sombrío, que no se si nos merecemos.
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