La limpieza del puesto de pesca: un comportamiento obligatorio para todos

La limpieza del puesto de pesca: un comportamiento obligatorio para todos

La limpieza del puesto de pesca: un comportamiento obligatorio para todos

por 19 de abril de 2017 1 comment

Parece mentira que a estas alturas de la película haya que recordar a algunos la necesidad de ser respetuoso con el medio que les rodea no ya por deferencia hacia él, sino también por respecto al resto de sus compañeros de afición. Y es que en ocasiones nos topamos con procederes verdaderamente deplorables a tenor de lo que se puede encontrar a pie de orilla por parte de ciertas personas que, en teoría, van a pescar. Inmensas madejas de línea que no se pudieron reordenar tras un lío en la bobina del carrete, restos de comida, bolsas, botellas de vidrio, latas, y así un largo etcétera de clases de desperdicios que parece no tener fin para vergüenza de sus depositarios. Desde luego que ocasiones resulta increíble lo que es posible encontrar, pero como bien sabemos, a menudo la realidad supera a la ficción.

Egoísmo puro

A decir verdad, cuesta entender las motivaciones que empujan a una persona a llevar tantas cosas hasta un determinado puesto de pesca, cuando en el fondo una sesión apenas dura unas pocas horas. Bien es cierto que la salida puede prolongarse toda una noche y que por ello sea necesario portar el sustento preciso que permita afrontarla en plenitud de condiciones, pero sin duda, cuesta mucho más comprender los motivos del porqué, del mismo modo en que se carga con todo ese avituallamiento, luego no se depositan luego los restos en un contenedor. Que sí, vale, es un tostón hacer esto, pero es injusto que otros tengan que sufrir las consecuencias derivadas de nuestro egoísmo. Además, seguro que no nos gustaría que otros nos hicieran una cosa parecida, salvo, eso sí, que nos dé igual pescar rodeados de porquería, que es lo que parece que le sucede a más de uno. Y si no es por respeto a otros, al menos hacerlo por uno mismo.

Clases de pescadores

Si duda, dentro del colectivo de pescadores, al igual que en cualquier orden de la vida, hay personas de todo tipo, y eso es perfectamente demostrable en virtud de los comportamientos que se realizan. De este modo, podemos encontrarnos con personas muy escrupulosas en lo que respecta a la limpieza en esta afición, como con verdaderos marranos que dejan el puesto como si por él hubiera pasado una partida de jabalíes. Eso sí, independientemente de su carácter, a buen seguro que ni a una ni a otra clase de pescador le gusta pescar rodeado de basura. No, rara vez se ve que una determinada postura ha recibido nuevamente la visita de uno de esos irresponsables en tanto no se detecta un aumento en el volumen de desperdicios depositados, salvo que igual ese día haya considerado que no era necesario llevar nada más que los útiles propios de la pesca. En caso contrario, se habrá ido con la música a otra parte y ésta habrá pagado las consecuencias de su llegada. Y luego algunos se enfadan porque las fogatas y el estercolero que dejan en algunos puertos al final se constituyen en el punto de partida para que nos prohíban pescar en ellos, pues, como bien sabemos, a veces la Administración está tratando de encontrar pretextos encaminados para justificar la adopción de medidas que permitan darnos un palo donde más nos duele, aun cuando no seamos los verdaderos responsables de ciertas actuaciones que tienen lugar en el mar. Pues nada, a seguir así y a disfrutar las consecuencias.

Una inconsciencia en toda regla

La pesca por las rocas debe ser llevada a cabo bajo unas medidas de seguridad muy estrictas para que la sesión termine sin ningún contratiempo. Ahora bien, sorprende que haya pescadores que porten toda suerte de bebidas alcohólicas en latas y botellas hasta puestos poco menos que inaccesibles y dejen ahí testimonio de su paso, quién sabe si porque luego el producto de la castaña les impide razonar, o porque con la carga que ellos mismos llevan es suficiente a la hora de emprender el camino de vuelta. En cualquier caso, si ya de por sí es una temeridad andar por esos sitios dejados de la mano del Señor en condiciones normales, como para hacerlo con los sentidos en reserva.

Un ejercicio de responsabilidad

Seguro que a todos nos gusta salir a pescar bajo unas condiciones aceptables, y en eso incluimos la necesidad de hacerlo en sitios lo más limpios posibles, pues, por lo pronto, con carácter general a nadie le gusta moverse entre restos de envases y demás porquería que genera el ser humano. Por ello, hagamos un esfuerzo de dejar nuestros puestos preferidos, si no mejor que lo encontramos, como es llevándonos algunos restos hasta el contenedor más próximo, al menos como si no hubiéramos pasado por él. Tampoco se pide que hagamos algo imposible o una heroicidad. Y si por el contrario todo nos da igual, ojalá un día experimentemos personalmente las consecuencias de nuestros actos. Tal vez así la próxima vez actuemos de otra manera…aunque, la verdad, los hay muy zoquetes que no escarmientan ni en cabeza propia.

1 Comentario

Participa en la conversación
  1. manuelceu
    #1 manuelceu 22 abril, 2017, 00:04

    Si señor, tenemos que dejar el sitio mejor de lo que lo hemos encontrando, aunque desgraciadamente no todos los pescadores son iguales.

    Contesta a este comentario