Volver a pescar: retomar las viejas costumbres

Volver a pescar: retomar las viejas costumbres

Volver a pescar: retomar las viejas costumbres

por 9 de mayo de 2018 1 comment

Por mucho que pretendamos lo contrario, la vida a veces nos lleva por sendas angostas y tortuosas, y no avisa. Hoy, por ejemplo, nos puede sonreír en todo su esplendor, y de golpe y porrazo, a la mañana siguiente mostrarnos su rostro más amargo. Todos estos cambios generan una alteración en nuestro estado de ánimo que en ocasiones incluso obligan a replantear ciertas preferencias por un periodo de tiempo breve… o amplio. Así, no es de extrañar que a menudo nos veamos dentro de una montaña rusa, a la espera del próximo capítulo que vendrá, lo queramos o no –porque peor será si no viene–.

Los platos rotos

En cualquier caso, la pesca, como afición que ejercitamos con mayor o menor asiduidad, es susceptible de pagar los platos rotos que derivan de esos avatares, y pasar así a un segundo plano, si es que no lo hace a un tercero, cuarto o quinto. Ahora bien, por fortuna algún día todo vuelve a su cauce, mas cuestión bien distinta es retomar la marcha y recuperar esas sensaciones con las que tanto disfrutábamos.

Todo cambia, y nada permanece

Todos los comienzos son difíciles en muchos órdenes de la vida, y la pesca tampoco constituye una excepción. No obstante, cuando nos vemos obligados a realizar un parón en lo que a ella se refiere, bien es verdad que no se tarda demasiado en volver a sentir lo que hemos aprendido con el paso de los años, aunque eso no obsta para que con frecuencia dudemos hasta del suelo que pisamos.

Ejemplos de ello hay tantos como queramos, como es el mero hecho de andar por el pedrero. Como bien sabemos, éste con frecuencia dispone de una base en la que la adherencia de nuestro calzado es muy relativa, razón por la cual conviene vigilar cada paso que damos por la cuenta que nos trae, independientemente de la experiencia de que dispongamos. En cualquier caso, vernos tentándonos la ropa cuando bajamos con más miedo que vergüenza por sitios donde tiempo atrás lo hacíamos como una exhalación, es un claro síntoma de que el tiempo que pasamos retirados ha hecho mella, en la medida que parece habernos restado facultades.

Mucha precaución por entonces, porque lo que antes era sencillo a más no poder, ahora constituye un obstáculo a priori insalvable al que conviene dedicar un tiempo que jamás pensamos que fuera necesario.

Torpones

Otra clara consecuencia que suele acarrear los parones en la pesca estriba en la pérdida de destreza manual. De este modo, las habituales operaciones de empate y anudado pueden verse hoy considerablemente ralentizadas, cuando antaño salían solas, en un santiamén, y a pesar incluso de vernos envueltos por la oscuridad.

Igualmente, se puede llegar a perder las referencias que, automáticamente, tomábamos en ciertos momentos, como por ejemplo a la hora de movernos entre las piedras, momento en el cual además jugábamos con el equilibrio y la ley de gravedad para cumplir el trámite con celeridad y los menos pasos posibles. Ahora los ojos ya no se dirigen hacia ciertos puntos y la mente nos hace zozobrar, lo que puede ser muy peligroso en determinados instantes, de ahí que en ocasiones nos veamos “arrastrando el culo” para salir de un entuerto.

Aparte, también podemos perder la perspectiva de dónde guardábamos ciertas cosas dentro del marasmo de chismes que alojamos en los cajones, y que hoy hemos recordado como fundamentales para encarar una salida de pesca. A decir verdad, quién iba a decir que nos íbamos a ver en semejante tesitura, mas tampoco hay que tomar las cosas a la tremenda.

Tiempo al tiempo

Sin lugar a dudas, la vida cambia constantemente para todas las personas, pero en ella hay aspectos que permanecen inalterables para siempre. Una de ellas es el carácter traicionero y mortífero del mar y su entorno, que todos los años se cobran un oneroso tributo entre aquellos que dirigen sus pasos hacia ellos, de modo que conviene no olvidar las normas básicas de seguridad, pues si ya con todo el cuidado del mundo aquéllos son capaces de crearnos serios problemas, como para imaginar qué puede ocurrir si encima nos vemos torpes, o no recordamos el respeto que hay que dispensarles.

Del resto de detalles no hay que preocuparse en exceso porque es como montar en bicicleta; hay cuestiones que una vez las llevamos a cabo, no se olvidan pese al transcurso del tiempo, y sólo es cuestión de esperar para que vuelvan a aflorar con absoluta normalidad, como si todo hubiera sido un mal sueño. Por ello, no corramos más de la cuenta, que todo lleva su trámite para que esté igual de bien que antaño lo hacíamos. Además, de lo que se trata en el fondo es de disfrutar de estos ratos que son sólo para nosotros, pero si encima puede ser optimizándolos, y con seguridad, mejor que mejor.

1 Comentario

Participa en la conversación
  1. El Capu
    #1 El Capu 10 mayo, 2018, 10:50

    VOLVER A PESCAR
    Comparto tu reflexión porque debido a una grave enfermedad por la que me quedaban 20 días de vida en julio de 2016 y gracias a un trasplante puedo seguir dando guerra y he vuelto a pescar.
    Quiero darte las gracias porque en mi larga convalecencia tus artículos eran mi «excursión de pesca» en el coto del Hospital 12 de Octubre.
    Animo y a seguir, porque la pesca es también una terapia curativa que nos reencuentra con nosotros mismos. Te deseo un feliz reencuentro contigo y con la pesca. Salud y saludos.
    El Capu

    Contesta a este comentario