¿Que tienta a la lubina?

¿Que tienta a la lubina?

¿Que tienta a la lubina?

por 21 de abril de 2016 0 comments

En lo que respecta a lo que tienta a la lubina, se  han vertido ríos de tinta para tratar un tema tan espinoso como es el su alimentación, sin que a ciencia cierta se haya dado con la receta ideal que permita engatusarla. Y es que si algo hay que tener bien claro es que, al contrario que ocurre con las Matemáticas, nuestra afición no es una ciencia exacta, de ahí que con bastante frecuencia, sea la excepción la que termine imponiéndose sobre la regla, lo que puede elevarse a la enésima potencia llegado el caso de intentar dar con la escama de este primoroso pez.

Antiguas teorías

Desde que se empezó a teorizar sobre la presente interrogante, se han realizado elucubraciones de toda índole, y entre éstas es posible hallar corrientes que demuestran que a más de uno se le fue la pluma en su afán por encontrar una explicación meridianamente racional. De este modo, no son pocos los autores que ya en el lejano siglo XIX pintaban por entonces a la lubina poco menos que como un ogro insaciable que, dependiendo de los periodos y su carácter, no le hacía el menor asco a un polluelo de ave marina caído del nido, a los caracoles y a los gusanos terrestres, así como a las vísceras de ganado bovino o porcino, al igual que a diversos insectos acuáticos.

En cualquier caso, no cabe ninguna duda que este sagaz animal es un oportunista en todos los aspectos, pero que uno de estos serránidos se decante en un determinado lance por acometer esta clase de bocados, no es para que se proclame a los cuatro vientos la posesión de una agresividad de tamaña virulencia.

Un contexto ideal

El hecho de que se afirme que la lubina ingiere carne bovina seguro que sorprende, pero sin embargo tiene una explicación lógica que hoy ya no se puede comprobar tanto como antaño. Y es que tiempo atrás, los mataderos y cloacas vertían directamente al mar toda suerte de despojos animales sin el menor reparo, lo que atraía inexorablemente a una caterva de pececillos que, poco a poco, y pinchando de aquí y de allá, terminaban por pegarse un auténtico festín con cuanto encontraban.

De este modo, la franja más cercana al colector se convertía en un auténtico vergel para cualquier depredador que hiciese acto de presencia, circunstancia que a su vez no impedía que nuestra amiga asimismo accediese a ingerir ciertos bocados sanguinolentos que a nuestros ojos no resultarían precisamente apetitosos.

Matices

La lubina no posee un paladar tan exigente como se nos pretende hacer creer, pues no en vano suele adoptar carácter carroñero especialmente en los puertos, sobre todo cuanto mayor tamaño adquiere. De hecho, numerosas ocasiones hemos asistido a capturas terribles con carnadas en avanzada fase de descomposición y con un hedor que espantaría al más endurecido de los pescadores.

Y es que, al envejecer, la lubina se carga de grasas, lo que le complica la tarea de perseguir presas veloces, léase pececillos, de ahí que se centre casi exclusivamente en lo que ocurre más próximo al fondo, mientras fisgonea constantemente el sustrato marino, siempre dispuesta para sorprender y dar caza a cangrejos, lanzones o gusanos, por citar algunos ejemplos.

Es por ello que buena parte de las grandes veteranas terminan con su escama sobre el frío suelo tras caer tentadas por trampas tendidas con cebo natural. Ciertamente, en este contexto es realmente complicado espolearlas con un artificial por atractivo que resulte de no ser que pase afeitándoles el morro, o que les suponga hacer un esfuerzo mínimo para darle alcance.

Estas curtidas lubinas, con 15 e incluso más años de edad, se han bregado en mil batallas y han visto pasar ante sus ojos todas las formas concebibles de ardides de quienes las pretenden, pero siguen siendo accesibles, en la medida que la pesca se confronta la razón humana con el instinto animal. Pero tampoco minusvaloremos su inteligencia, pues prueba manifiesta de ella es que, con el tiempo, han aprendido una máxima que los humanos aplican a cualquier empresa: obtener el máximo rendimiento con el menor gasto posible.

Valoración final

Un buen momento para dar con estos zeppelines llega tras una correría de sus jóvenes congéneres sobre bandadas de peces que le sirven de sustento. Una vez pasada la frenética actividad, muchos alevines que quedan tocados por la incursión caen lentamente hacia el fondo, momento en el que la baqueteada y experimentada compañera hace acto de presencia al cabo de un tiempo por la zona con las fauces prestas y dispuestas para agenciarse estas fáciles presas.

La alimentación de la lubina tiene diferentes explicaciones en función del momento del año en que nos encontremos, así como del entorno en que ella se mueve, luego valoremos las circunstancias que rodean el entorno con el fin de plantearle lo que más posibilidades nos abra a la hora de atraparla.

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