Los ríos salmoneros de España (XX): El salmón en el río Nansa, atrapado por el hormigón de las presas

Los ríos salmoneros de España (XX): El salmón en el río Nansa, atrapado por el hormigón de las presas

Los ríos salmoneros de España (XX): El salmón en el río Nansa, atrapado por el hormigón de las presas

por 20 de marzo de 2016 0 comments

Hablar del salmón en el río Nansa es hacerlo de uno que fue uno de los grandes ríos salmoneros de España. Y hay que recalcar el fue ya que el estado de esta cuenca lo podemos comparar con la del Navia. Aunque la primera disfrutaba de una de las cuencas más extensas de España para el remonte y cría del salmón, la del Nansa, siendo más modesta permitía la cría y la pesca de un enorme número de salmones… hasta que llegó el hormigón.

La cuenca del río Nansa abarca una superficie de 429.5 km2, de los que una pequeña proporción, algo más del 3%, forma parte del territorio de la Comunidad Autónoma de Asturias. Su límite oriental está definido por las divisorias con las cuencas vertientes de los ríos Saja y Escudo, mientras que el límite occidental está constituido por la divisoria con la cuenca del río Deva. Por el Sur, la cuenca del río Nansa está delimitada por las Sierra de Peña Labra y por el Cueto de la Concilla.

El río Nansa, curso principal que da nombre a la cuenca, nace en el Pico Tres Mares, en el límite de Cantabria y Palencia, a una altitud de 1.100 m. Su longitud total es de unos 46 km hasta su desembocadura al mar por la Ría de Tina Menor. En la cabecera, como ocurre con la mayoría de los ríos de la vertiente cantábrica, son de corto recorrido y fuerte pendiente, especialmente en su zona de arranque donde recibe la incorporación de varios arroyos que descienden desde las estribaciones de Peña Sagra y Peña Labra; se le unen, luego, el Vendul y el Tanea, más largos y procedentes, también, de Peña Sagra.

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Imagen del río Nansa

Los obstáculos insalvables del salmón en el río Nansa

El río Nansa, como hemos mencionado, pese a su modesta longitud (46 kilómetros), conservaba una de las mejores poblaciones de salmón atlántico de la Península Ibérica. Con un buen caudal de las nieves que acumula los Picos de Europa, poca densidad de población y buenos frezaderos, daba capturas por encima de los 600 ejemplares anuales en los años 30. Pero tras finalizar la Guerra Civil empieza su declive con la construcción de grandes presas y la búsqueda de un aprovechamiento hidroeléctrico integral.

La primera de ellas fue la de la Cohilla, que regula y aprovecha el caudal en la cabecera de la cuenca, y que forma la Central de Peña Bejo. Aguas abajo se encuentra la Presa de La Lastra y más abajo, la Central de Rozadío; poco después, el canal, el azud y la Central de Celis. Todas ellas fueron limitando los frezaderos pero la puntilla al salmón en el río Nansa se la dio la última presa, la de Palombera, de la que nace el canal de Herrerías, que termina en la central de Trascudia. La construcción de esta última presa, finalizada en 1950, con sus 25 metros de altura imposibilita todo remonte del salmón y el acceso de los salmones a sus áreas históricas de freza y limitó la distribución de la especie a los exiguos primeros 10 kilómetros del curso principal.

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Embalse de Palombera, primer gran obstáculo del río Nansa

Este tramo tan exiguo además sufre otro gran problema ya que está sometido a importantes variaciones de caudal por el efecto de las presas que traen consigo una importante desnaturalización del cauce con la consiguiente pérdida en la calidad del hábitat.

Desde entonces, el salmón en el río Nansa se encuentra a niveles mínimos y cercanos al límite de su supervivencia, con capturas anuales rara vez superiores a los 20 ejemplares, el cupo que casi todos los años autoriza el Gobierno de Cantabria.

Pese a que los esfuerzos de repoblación se mantienen desde los años 90, la población se encuentra actualmente a capacidad máxima de carga y la supervivencia futura de la misma pasa necesariamente por aumentar el área accesible, consiguiendo que los salmones remonten de nuevo hasta sus áreas de freza históricas, situadas aguas arriba de la Presa de Palombera. También sería necesario garantizar que la explotación hidroeléctrica mantenga un régimen de caudales ecológicos adecuados.

Según la asociación Rios con Vida, el potencial como hábitat salmonero del Nansa aguas arriba de Palombera es elevado. Consiguiendo que los salmones remontasen la presa de Palombera y garantizando el régimen de caudales adecuado se conseguirían ganar un total de 50 kilómetros más de cursos fluviales accesibles, tanto en el curso principal como en los afluentes, lo que supondría una importante incremento en el número de hembras reproductoras que llegarían a desovar con éxito, es decir, que la producción podría llegar casi a triplicarse al pasar de las 70 hembras que se reproducen actualmente en el Nansa por término medio hasta cerca de las 200. Esto conllevaría también que se cuidara y restaurara un bastante abandonado curso medio, ahora con escolleras y encauzamientos. A corto plazo, se pueden capturar los adultos y llevarlos aguas arriba, pero a medio plazo se tiene que posibilitar el remonte natural del salmón en el río Nansa salvando de forma eficaz los obstáculos que hoy lo impiden.

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