En este abnegado deporte de perseguir a los peces allá donde moran, se ha introducido multitud de novedades en forma de sofisticados materiales. De hecho, y conforme han ido transcurriendo los años, uno de los aspectos que más variaciones ha sufrido ha sido el capítulo concerniente a las líneas que empleamos tanto en las bobinas de los carretes como en nuestros aparejos. Uno de ellos, sin lugar a dudas, son los fluorocarbonos, un complemento diseñado para aguantar las condiciones más adversas de pesca que podamos imaginar, y para la presente ocasión hemos decidido echar mano de este modelo comercializado por Trabucco que con apenas uso ya nos ha dejado un buen sabor de boca.
Al servicio del pescador
Pese al tiempo transcurrido desde que tuvo lugar su aparición, todavía hay quienes desconocen que los fluorocarbonos han supuesto un notable avance para el pescador, en la medida que ha permitido desterrar de nuestros respectivos equipos los sedales de abultado diámetro para confeccionar aparejos. Bien es verdad que la pesca con líneas de escaso grosor cuenta cada día con un mayor número de adeptos, pero este dato no debe echarnos para atrás cuando toca echar mano de calibres pasados de rosca para sondear zonas comprometedoras. Y es que a la hora de confeccionar bajos de línea para el spinning, el fluorocarbono puede llegar a resultar muy útil, máxime si en el presente caso tenemos en cuenta que dispone de un índice e refracción de la luz de 1,42, muy próxima a la del agua (1,33), lo que le convierte en prácticamente invisible. Evidentemente, habrá quienes consideren que pescar con un 0,60 a modo de bajo es una medida desproporcionada, pero la costa a veces nos dispone el terreno de tal modo que si no engordamos este tramo, ya podemos echar el mejor de los señuelos a nadar por él, que como un pez entrado en años lo atrape, terminará sirviéndole de piercing durante un tiempo, y a nosotros nos dejará con un palmo de narices.
Grandes cualidades
El Trabucco XPS sigue perfectamente la estela de los mejores fluorocarbonos del mercado para gozo de quienes desean usar calidad, pero sin necesidad que el precio del producto se dispare merced al nombre que figura en la bobina que lo aloja. De tacto suave y mórbido, se comercializa en bobinas de 25 y 50 metros en función del grosor, pero en la medida que no dispone siempre de un precio para todos los públicos, conviene calibrar mucho el momento de su uso. Así, salvo por sus especiales características en campos como la discreción, en momentos de aguas cargadas es indiferente e innecesario servirse de él, pero cuando el agua se aclara y pescamos con señuelos de superficie, los calibres finos deben entrar en escena, y es ahí cuando podemos hacerle entrar en escena, en la medida que no añade peso a la proa del artificial, lo que permite que el engaño despliegue toda su acción, trámite que se verá notablemente mermado si en cambio nos servimos de calibres pesados.
Suma y sigue
En las pruebas de campo llevadas a cabo, el Trabucco XPS se comporta a la perfección a la hora de minimizar los enredos que tienen lugar al aterrizar el señuelo, o bien cuando manejamos engaños de superficie. Dicha circunstancia queda de manifiesto una vez lo sacamos de la bobina, mostrando un carácter lacio y sin bucles que en el futuro pudieran traducirse en problemas. Esta ausencia de memoria nos acompaña durante todo el tiempo de uso, a la vez que las caricias que las rocas propician son encajadas sin problemas, manteniéndose traslúcido y guardando suavidad al tacto en todo momento.
Posibles combinaciones
Bien es verdad que el tiempo que llevamos empleando este fluorocarbono no es excesivo, pero las sensaciones que ofrece son prometedoras. Por lo pronto, varias lubinas se han interesado por los señuelos que les servimos, entre ellos el Rapture Sumiko, el cual iguala al patrón original en algunos campos, mientras que en otros le saca los colores, lo que confirma el hecho de que en aguas límpidas, un fluorocarbono de este calibre pasa desapercibido para los cazadores presentes, convirtiéndose así en un valioso recurso a la hora de lidiar en lugares de orografía complicada y claridad reinante. En este orden de cosas, para casos en los que haya una sensible diferencia de diámetros llegado el momento de unirlos, usaremos el Albright a modo de nudo, comprobándolo cada cierto tiempo para verificar cualquier síntoma de endeblez. En tanto eso suceda, quedará perfectamente azocado, para lo cual antes se aconseja mojar con un poco de saliva con el fin de no quemar el empate.
Probablemente la presente línea resulte una perfecta desconocida para muchos pescadores merced al inmenso número de opciones que hay disponibles, pero vistas sus cualidades, bien merece la pena darle una oportunidad para que nos demuestre con hechos todas sus cualidades, que no son pocas.
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