Pescar black bass donde menos te lo esperas

Pescar black bass donde menos te lo esperas

Pescar black bass donde menos te lo esperas

por 1 de junio de 2016 0 comments

De sobra es conocido que pescar el black bass  arrastra a una legión de adeptos a diversos puntos de la geografía peninsular cada vez que el fin de semana concede el ansiado tiempo libre. A tal efecto, todos sabemos de localizaciones concretas de agua dulce en los que poder dar con esta especie, siendo lagos y embalses los lugares más apropiados para encontrarlos. Sin embargo, cabe la posibilidad de dar con ellos allá donde menos los esperamos, probablemente porque…. ¿cómo va a ser que en esa mísera charca haya más de unas cuantas ranas y culebras viviendo en ella? Pues sí, lo mismo que la vida nos da sorpresas, de vez en cuando la pesca también nos las concede.

El black bass abunda en en el centro y sur de la peninsula pero también se lo puede encontrar en al cornisa Cantábrica.

Con carácter general, el bass está localizado en una serie de marcas muy determinadas en lo que respecta a la cornisa cantábrica. Bien es verdad que su abundancia no es tan amplia como en el centro y sur peninsular, pero los enclaves que le dan cobijo permiten que el pescador de agua dulce pueda satisfacer su afán por pescar black bass. que tantas pasiones desata, y no digamos del mercado que tiene al otro lado del Atlántico. No obstante, cabe la posibilidad que, como ha sucedido más de una vez, y del modo más involuntario, el asombro de un lance cargado de ingenuidad, como por ejemplo para probar un nuevo señuelo, termine por ser morrocotudo, como el caso que veremos en adelante…

Encontrarse con un black bass siempre es motivo de alegría

Encontrarse con un black bass siempre es motivo de alegría para cualquier pescador, dado el inmenso abanico que esta especie abre a la hora de capturarla, pero el supuesto que vamos a exponer es consecuencia directa de una mera casualidad, todo sea dicho. Y es que un día que el mar no deja arrimarse por el motivo que sea, cabe la posibilidad que deseemos testar un artificial que hemos esperado durante mucho tiempo en la menor balsa de agua que se nos presente, y con tal de lograrlo, pasemos a la práctica en una balsa de agua de apenas unos cuantos metros cuadrados de extensión. Un lance, y parece que el susodicho engaño nada bien; otro intento, y desde luego que ha merecido la pena comprarlo; un tercer intento, y la puntera de la caña, sin comerlo ni beberlo, cobra vida ante algo que tira de ella desde el otro extremo del improvisado aparejo que hemos montado. Vuelta a vuelta de manivela, y sin salir del asombro de estar recuperando una captura, de repente un pez brinca fuera del agua frente a nosotros para nuestro asombro y vende cara su escama hasta el último momento hasta que comprobamos que se trata, para nuestro estupor, de un black-bass. Vivir para ver, que diría un castizo.

Pescar black bass donde menos te lo esperas

Esto de la pesca no es precisamente una ciencia exacta

La pesca del bass es muy entretenida, y prueba de ello nos la dieron las numerosas capturas que esa mañana terminaron entrando al aparejo que tan inocentemente servimos. Bien es verdad que la mayoría de ellas fueron de tamaño reducido, y que todas regresaron a su medio con la intención de volverlas a tentar en el futuro, allí, en una triste charca situada entre prados que nada hacían sospechar su presencia, y además frente a unas temperaturas ciertamente bajas que en absoluto deberían activar sus sentidos. Pero bueno, ya se sabe que esto de la pesca no es precisamente una ciencia exacta, del mismo modo que lo que ocurre en la mente de los peces a menudo es un misterio insondable.

Cada pez tiene su sitio en este mundo

La distancia existente respecto a ciertos puntos de pesca ha posibilitado que más de un pescador haya soltado peces poco comunes de ciertas zonas cerca de sus dominios para así no tener que encarar costosos y prolongados desplazamientos, mas alguna de estas medidas son un arma de doble filo en lo que a la fauna de la zona respecta. Y es que lo mismo que los pescadores alemanes un día hicieron con el siluro en aguas del Ebro, ahora podemos encontrar este inmenso pez, por increíble que parezca, incluso en algunas cuencas que vierten sus aguas al Cantábrico. Queda por ver cuáles serán a largo plazo las consecuencias de estas decisiones producto de la inconsciencia.

Por fortuna, y pese al mucho tiempo que llevamos en la pesca, lo cierto es que ésta no deja de sorprendernos. Encontrar numerosos basses en tan reducido espacio y encima a la puerta de casa no es algo que suceda todos los días, mas lo mismo que alegra el evento, por otra parte no es motivo para estar del todo contentos. Cada pez tiene su sitio en este mundo y alterar los ecosistemas por puro capricho no suele tener efectos positivos en tanto no haya habido estudios que demuestren lo contrario. Eso sí, qué duda cabe que bien hechas las cosas, contaremos con diversión para mucho tiempo a tiro de piedra.

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