Otoño: tiempo de llampugas y serviolas

Otoño: tiempo de llampugas y serviolas

Otoño: tiempo de llampugas y serviolas

por 16 de octubre de 2017 0 comments

La estación otoñal es quizá la mejor para la pesca deportiva, pues encontramos en nuestras aguas marítimas, un gran número de especies deportivas dispuestas a atacar nuestros engaños. El invierno y la escasez de alimento acechan, y deben sobrealimentarse, contando para ello que gracias a la perfecta temperatura del agua, hay muchas opciones para su alimento como enormes bancos de sardinillas, agujas y mújoles. Dos especies emblemáticas se acercan a nuestras costas para alegría del pescador: la llampuga y la serviola.

Sobre estas especies

Aunque comparten hábitat en la mayoría de ocasiones, encontramos claras diferencias entre las dos especies. La llampuga o dorado, es un precioso pez de aguas abiertas, luchador como pocos y de librea excepcional, más propio de mares caribeños que de nuestro Mediterráneo, aunque nuestro Mare Nostrum es el lugar escogido para el desove de los grandes reproductores, que en primavera vienen a reproducirse y marchan con extrema rapidez, sin que podamos saber mucho más sobre la especie. Esos mismos alevines en agosto ya andan por el medio kilo y cercanos al kilogramo de peso, dependiendo de la temperatura del agua y de la abundancia de alimento disponible. En noviembre, tal es su voracidad, pueden alcanzar los tres kilos e incluso algo más, siendo ya ejemplares dignos de mención, pues ponen a toda prueba el equipo del pescador, y cuando las aguas comienzan a enfriarse con los primeros temporales de Levante, desaparecen, iniciando así un viaje hasta aguas Atlánticas para convertirse en peces adultos.

 

La llampuga gusta de nadar en bandos de ejemplares de su misma talla, recorriendo la costa Mediterránea de norte a sur en su periplo migrador, quedándose unos días aquí o allá, dependiendo de la zona. Los ejemplares más grandes son quizá algo más solitarios. Gusta de nadar y cazar en superficie, pero puede alcanzar grandes profundidades rápidamente si se siente acosada o asustada.

La serviola, en cambio puede alcanzar grandes pesos en nuestras aguas y siempre tenemos opciones de capturar peces entrados en muchos kilos o los jóvenes ejemplares otoñales, que andan entre en medio kilo y los dos kilos de peso. Posiblemente estamos ante una de las especies más luchadoras de cuantas podemos tentar con señuelos a spinning y emblemática en según qué zonas. Famosas son las serviolas de las Islas Canarias o las Baleares, si bien otras zonas del litoral Mediterráneo también cuentan con muchas opciones. Si librea es muy bonita, siendo también una especie muy fotogénica. Se alimenta de todo tipo de peces y cefalópodos que caza en los fondos, pues a diferencia de la llampuga, la serviola (o pez limón) suele nadar y cazar en los fondos mixtos de roca y arena.

¿Dónde encontrarlas?

Los puntos para su pesca no difieren mucho entre éstas dos especies. Hay que buscarlas principalmente en balizas, puntas de espigones con profundidad, y salientes de costas rocosas de gran profundidad. En todas estas zonas permanecerán durante todo el otoño, si bien la llampuga es la primera en marchar con los primeros fríos.

Pero cada especie tiene su zona diferenciada de caza. La llampuga se sitúa en las capas más superficiales, moviéndose quizá algo más a media agua si las aguas andan algo revueltas y la serviola se sitúa en las profundidades, aunque los jóvenes peces de otoño que cazan en bandos, pueden subir a  medias aguas e incluso a la misma superficie cuando persiguen con ahínco los juveniles de sardinilla. Otro caso se da en pajareras, donde sí que podemos encontrar llampugas mezcladas con jóvenes atunes rojos, bonitos, jurelas y caballas, siendo mucho más excepcional encontrar alguna serviola en tales casos, pero para nada imposible.

A top water

Para la llampuga, nada resulta más excitante y divertido que pescarlas con señuelos de superficie. Puede que en ocasiones no sea la técnica más efectiva pero sí la que nos proporcionará mayores satisfacciones, que en eso consiste este apasionante deporte. Los mejores y con diferencia son los poppers, seguidos de las hélices y los paseantes. Los pequeños pencils y skipbaits también son efectivos, pero para cuando las llampugas andan poco tocadas y se las puede pescar mejor a alta velocidad. Ante peces ya presionados, que hoy día son casi todos, hay que mostrarles toda nuestra retahíla de poppers y paseantes, jugando con los movimientos, los tamaños y los colores hasta acertar, pues la llampuga puede llegar a  ser un pez sumamente caprichoso.

Hay pocas pescas más excitantes que ésta, cuando tras nuestro Popper vemos la estela de la llampuga en actitud clara de ataque hasta que rompe la superficie con una tremenda picada, y nos deleita con espectaculares saltos, en una pesca más propia a ojos del pescador, del Mar Caribe que de nuestro Mediterráneo.

La polivalencia del Jig casting

El jigging más ligero, tanto si lo practicamos desde costa como embarcados es una de las mejores técnicas para la pesca de serviolas y los jigs son uno de los mejores señuelos que podemos utilizar para esta especie. Dada sus costumbres de vivir y cazar a buenas profundidades, resulta cómodo lanzar un jig en las zonas de pesca, que bajará con rapidez a las zonas calientes. Podremos recogerlo  con rapidez, intercalando tirones, subiéndolo y volviéndolo a dejar caer…hay que variar hasta dar con el movimiento correcto, que unos días puede ser extremadamente rápido y otros más lento. Pero no solo obtendremos picadas en los fondos, pues las serviolas, al ir en grupos, pueden perseguir el jig y atacar perfectamente a medias aguas e incluso ya muy cerca de la superficie. Además pescar a jigcasting nos permite barrer mucha más agua y distancia, pues no siempre podemos acercarnos justo donde están las serviolas y los jigs resultan señuelos perfectos para buscarlas.

Los mejores equipos

Aquí varía dependiendo de si pescamos desde costa o desde embarcación o kayak, e incluso un pato. Embarcados recomiendo equipos ligeros, con cañas de 2.25 metros de longitud máxima y acciones más ligeras como 10-30 gramos o algo más potentes como una 20-60 gramos, con las que poder lanzar desde un  Popper o un hélices para la llampuga, hasta jigs de 20/30 gramos para las serviolas otoñales. Evidentemente si nuestro objetivo son las serviolas más grandes, hay que sobredimensionar estos equipos, y llevar uno clásico de anjova y palometón. Los carretes rápidos y ligeros, con trenzados del 0.15 milímetros y bajos del 0.25/0.30 milímetros. Una pesca fina que nos deparará muchas emociones.

 

Para la pesca desde orilla pude ser buena idea llevar dos cañas. Una potente, de unos 2.70/3 metros, que nos permita pelear buena serviolas y catapultar grandes poppers y pencils a buena distancia para barrer agua y atraer la atención de las llampugas. Cuando éstas anden cerca, lanzaremos mejor y las disfrutaremos más con cañas de 2.40 metros en acciones de 20-60 gramos máximo, con las que lanzaremos señuelos más acordes a lo que requiere la llampuga. Los carretes acordes con la caña y no recomiendo utilizar trenzados superiores al 0.18 milímetros, pues perderemos mucho lance. Estos equipos ya son suficientes para lanzar jigs de unos 30/40 gramos para buscar serviolas más alejadas y pelearlas con garantías, ya que desde costa y en zonas de roca, son peces muy combativos que buscan siempre los agujeros y la manera de cortar la línea.

Ya tenemos unas buenas pautas  para internar la pesca de estas dos especies con garantías. El otoño es una estación mágica en cuanto a pesca y hay que aprovechar el máximo de días posibles y más con especies que no siempre tenemos a tiro de caña. ¡A disfrutar!

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