Moldes de aluminio para cabezas plomadas: un lujo al alcance de unos pocos privilegiados

Moldes de aluminio para cabezas plomadas: un lujo al alcance de unos pocos privilegiados

Moldes de aluminio para cabezas plomadas: un lujo al alcance de unos pocos privilegiados

por 2 de enero de 2018 0 comments

El precio de numerosos complementos que utilizamos en nuestra afición no deja de ascender, y un vivo ejemplo de ello son las cabezas plomadas que lastran los engaños de vinilo. Ahora, tal detalle no debe llamarnos la atención por más que éstos apenas fueran empleados por el colectivo hasta no hace demasiado, dado que el arco de posibilidades y rendimiento que ofrecen, ha terminado por romper cualquier reticencia a usarlos y, como es lógico, en casos así siempre hay quien anda al quite con el fin de intentar sacar tajada basándose en la controvertida ley de la oferta y la demanda.

Así las cosas, a día de hoy no es extraño que nos pidan varios euros por un simple trozo de plomo pródigamente adornado, al que con suma frecuencia se adjunta un anzuelo bastante endeble, de ahí que, por lógica, haya quienes busquen alternativas tendentes a la obtención de este simple, pero necesario elemento a coste reducido.

Cambio de tercio

Lejos quedan los tiempos en que se vertía plomo en vaciados excavados a mano en media patata, pero como es lógico, perdura la idea de lograr el máximo rendimiento con la menor inversión posible. No obstante, afrontar la fabricación de un molde medianamente duradero, precisa encarar un notable trabajo que además con frecuencia no se ve justamente correspondido, en la medida que el resultado suele tener duración limitada

De hecho, los precarios –pero a veces también soberbios– patrones que se elaboran con masilla o resina, gozan de una vida útil ciertamente exigua. Pero es a lo que toca hacerse en tanto no hay más posibilidades. Ahora bien, siempre cabe la opción de encargar un molde con base metálica a alguien que sepamos que los fabrica, pero valoremos en todo caso que su adquisición conllevará asumir un notable precio, por más que luego nos veamos plenamente surtidos.

Una vía alternativa, los moldes de aluminio

Con carácter general, los fabricantes de moldes de aluminio de primera no son personas que viven de estos menesteres, sino que abordan encargos que surgen desde una perspectiva poco menos que esporádica, razón por la cual, si deseamos hacernos con uno, convenga de entrada acudir a talleres especializados en el trabajo con metales y maquinaria de precisión.

Pocos de ellos ofrecerán una respuesta afirmativa a nuestros anhelos, y aquellos que lo hagan siempre nos dejarán presente que ya podemos preparar la cartera para el leñazo económico que nos aguarda a modo de contraprestación.

Por fortuna, y antes que eso suceda, cabe el supuesto que se obre un milagro y que el dicho que reza que “quien tiene un amigo, tiene un tesoro” venga a librarnos de tamaña amenaza, y que alguien cercano a nosotros se brinde a hacernos un molde con las especificaciones que le hagamos, circunstancia que nos evitará la necesidad de tener que pasar por caja.

Alucinante

Maravilla el hecho de que partiendo de apenas unas pocas directrices introducidas en la base de datos del ordenador de turno, y en un lapso de tiempo generalmente corto, se puedan elaborar patrones tan precisos y cargados de detalles que revierten en un preciosismo exagerado de la creación resultante, por no hacer mención que el soporte de base gozará de un carácter inequívocamente duradero, lo que permitirá su uso hasta el desmayo.

Sin embargo, trabajar con ellos, al igual que sucede con cualquier otro molde, requiere habilidad manual y utensilios acordes al peligroso trámite que supone manipular material líquido e incandescente de alta toxicidad, así como disponer de un lugar apropiado para encarar la controvertida operación metalúrgica sin vernos sometidos a interrupciones o molestias.

En el buen camino

Basta contemplar el resultado de nuestro trabajo para certificar que con pocos, pero buenos ingredientes, se pueden elaborar auténticas maravillas, y que, por otro lado, estamos vendidos ante los caprichos del mercado.

Pedir las cantidades que se demandan por determinados complementos a menudo entra en lo desvergonzado, a tenor del ínfimo coste que supone a las mercantiles asentadas del sector elaborar esos engaños que nos venden con tanto lujo de detalles, y bombo y platillo en medios y redes sociales.

Obviamente, cada cual es libre de hacer lo que quiera y en virtud de ello decantarse por una u otra opción, pero habida cuenta que el dinero no crece en los árboles y que se precisa muy poco para fabricar verdaderas obras de arte con nuestras propias manos, no está de más intentar abrirnos camino por medio de esta vía, aunque no cabe duda que las cosas serán mucho más sencillas cuando haya alguien que nos facilite el trámite mediante la entrega de uno de estos onerosos moldes de aluminio a precio de amigo. Eso sí, ni que decir tiene que este detalle, como bien sabemos, puede llegar a ser muy relativo en función del grado de cordialidad que haya entre ambas partes.

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