La pesca con sokala: un ancestro de plena actualidad

La pesca con sokala: un ancestro de plena actualidad

La pesca con sokala: un ancestro de plena actualidad

por 28 de agosto de 2012 0 comments

La pesca con sokala de túnidos en mar abierto es una atractiva disciplina que en época estival recibe las atenciones de numerosos pescadores embarcados, pues no en vano aquéllos garantizan lances de gran intensidad junto a la posibilidad de obtener capturas pasadas de romana.

En tal sentido, de entre los numerosos sistemas pergeñados para hacerles sucumbir hay que hacer especial mención a la sokala, probablemente el señuelo más veterano y que con mayor profusión se emplea en aguas del Cantábrico oriental para estos menesteres.

La pesca con sokala de túnidos es un clásico sin fecha de caducidad

En principio, poseer artificiales especialmente preparados de fábrica para resistir los empellones de estos veloces depredadores se constituye en un elemento básico para tener éxito con ellos, mas tal procedencia, en cambio, no les convierte en plenamente infalibles. Y es que cuando el sol achicharra la piel del mar y los bálamos de pescurria se mueven en torno a ella buscando la caricia del astro rey, llega el momento de ofrecer la ilusión de un alevín que tan pronto se zambulle como sale del agua, mientras al mismo tiempo serpentea y deja un abundante reguero de burbujas a su paso. Ahora bien, conseguir tan mágica acción a partir de un puñado de elementos es algo que a día de hoy ninguna empresa ha sido capaz de reproducir por más empeño que se haya puesto.

Como bien sabréis, la virtud es hija de la necesidad, y por eso desde hace tiempo inmemorial en el norte peninsular se ha generado un sinfín de ardides con la malévola intención de buscarle las cosquillas a la fauna marina, entre ellos este a priori anodino señuelo, el cual, en cambio, es perfectamente capaz de derrotar –aun en estado zarrapastroso– a cualquier rutilante imitación con babero procedente del último confín de la Tierra.

Su principal talón de Aquiles

A día de los corrientes, no es moneda común ver sokalas portando el clásico penacho de barbas de maíz con el que originariamente se fabricaban estas muestras, pues la mayoría de ellas se confeccionan con una cuidada selección de materiales. Eso sí, tal circunstancia no es óbice para que les demos un repaso en profundidad en orden a advertir posibles deficiencias.

El principal talón de Aquiles que suele quedar rápidamente en evidencia está en el anzuelo terminal, el cual, si bien en numerosas ocasiones nos permitirá salir victoriosos en peleas con ejemplares de pequeña y mediana entidad, no obstante puede depararnos una desagradable sorpresa a la hora de combatir un especimen talludo que se niegue a abandonar su hábitat. Por tal motivo, y pese a que la operación a realizar suponga un completo incordio, es preciso pasar a sustituir este hierro por otro más contundente y de carácter doble, pues siempre es mejor que dos puntas sostengan al pez que una sola.

La elavoración de la sokala es de una sencillez compleja

La elaboración artesanal de este tipo de embelecos es una práctica sumamente extendida en algunos pueblos ribereños del norte, donde el paso del tiempo ha visto nacer a acreditados maestros capaces de combinar una auténtica pléyade de fibras, plumas y complementos que alteran profundamente los sentidos de estos formidables y codiciados nadadores.

En este orden de cosas, dicha tarea se puede complicar cuanto se desee, pero, a decir verdad, basta con reunir unos cuantos filamentos brillantes, un anzuelo de garantías y un pequeño plomo romboidal situado en la proa –oculto por pequeño pulpo de plástico flexible–, para crear este arma de altos vuelos.

El posicionamiento de la sokalas

Una vez ejecutados y comprobados hasta la extenuación los nudos propios de esta técnica, la técnica se resume en soltar línea del carrete y situar varias de estas muestras con distintos esquemas de colores a distancias variables, tratando así de averiguar la forma en que come el pez. No obstante, y por extraño que suene, son las sokalas más próximas al remolino las que mejores resultados suelen reportar, probablemente debido a que la alteración generada por la hélice deja poco margen de reacción al depredador, el cual embiste con feroz virulencia ante lo primero que culebrea frente a sus ojos.

La sesión de pesca una vez ésta ha concluido

La posibilidad de poder continuar con la sesión de pesca una vez ésta ha concluido es algo que tiene lugar con tan singular señuelo, habida cuenta que hay jornadas en las que los peces les causan severos destrozos, motivo por el cual es preciso llevarlos a casa con el fin de darles unos retoques.

Asimismo, mediante su uso estaremos asegurando la continuidad de este arte que, lejos de mostrarse en franca regresión, muestra un más que buen estado de salud, algo que seguro que a muchos os chocará, pues pocos creen que los señuelos caseros son capaces de rivalizar en términos de eficacia con los que nacieron en una fábrica.

[quote]Ahora bien, cuando una cosa funciona más que de sobra, ¿en base a qué motivo hay que cambiarla?[/quote]

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