Que tiene la lubina que la niña de nuestros ojos

Que tiene la lubina que la niña de nuestros ojos

Que tiene la lubina que la niña de nuestros ojos

por 30 de mayo de 2012 0 comments

Probablemente, si nos detuviésemos a analizar con detalle cuál es la especie en la pesca en aguas salada que mayor número de adeptos arrastra, a buen seguro que llegaríamos a la conclusión de que la lubina puede ostentar dicho honor con total merecimiento.

De hecho, nos hallamos ante un depredador con todas las de la ley, de humor en ocasiones impredecible, y que puede ser capturado mediante diversas técnicas en multitud de escenarios, de ahí que no sea extraño que despierte verdadera pasión entre los más “enfermos” de esta opción lúdica, al punto que haya quienes incluso se especialicen en su captura. Y es que, sin lugar a dudas, su presencia al otro lado de la línea siempre es motivo de alegría.

pesca-lubina

La lubina esta diseñada como una máquina de cazar

Antes de lanzar nuestros aparejos al agua, y partiendo de la base de que nos encontramos ante una especie eminentemente predadora, es necesario echar un vistazo a su anatomía en orden a verificar con nitidez sus poderosas armas de caza.

En primer lugar, sus amplias fauces son capaces de ingerir el mayor de los bocados imaginables mediante la aspiración de gran cantidad de agua, la cual es purgada posteriormente a través de sus colosales agallas. En este orden de cosas, hay que señalar que la lubina utiliza esta parte de su cuerpo como un elemento más de ataque, ya que, cuando arremete, a menudo lo hace con sus afiladas branquias totalmente desplegadas, para tratar de golpear, y así dejar moribundos o confusos a sus objetivos durante un tiempo, lo que le permitirá retornar y engullirlos sin prisa alguna.

Por tal motivo, y sobre todo en lo que concierne a la pesca con artificial, podemos pensar que las capturas que se logran con el señuelo hincado por fuera de la boca son producto de la casualidad, pero nada más lejos de la realidad; en el fondo, la loba se lanzó con aviesa intención y, tras ello, quedó prendida del triple, de ahí que en ningún caso debamos considerar afortunado pescarla de este modo.

Robalo o lubina

Ahora bien, estos arranques de ferocidad pueden acarrear graves consecuencias a los ejemplares impúberes, los cuales frecuentemente se producen serias heridas en sus denodados intentos por liberarse del acero que los retiene, sirviendo de más bien poco su posterior retorno al agua con la intención de volverlos a encontrar unos años más tarde, a ser posible bien entrados en carnes.

Análisis del comportamiento de la lubina

Continuando el recorrido por su anatomía, su estilizada figura se ve propulsada por una potente y amplia aleta caudal que le habilita cortar el agua con un reducido índice de rozamiento, lo cual le permite optimizar energías y acosar con letal eficiencia a todo aquello que se le pone a tiro.

Por otra parte, su comportamiento varía enormemente en función de si mora al abrigo de una roca, de si está simplemente de camino hacia alguna poza –es decir, “de pasada”–, e incluso si hurga entre la arena o los espesos fangos de una ría.

Cada uno de estos escenarios cuenta con unas características propias a las que nuestra amiga se amolda sin excesivos problemas, y, con el tiempo, llega a saber qué ha de encontrar en ellos. Por tal motivo, antes de aventurarnos alegremente en sectores que nos resulten desconocidos, conviene identificar qué organismos cohabitan con ella –alevines, anélidos, crustáceos, cefalópodos,…–, dado que su alimentación y el juego de las mareas juegan un papel primordial a la hora de engañarla, cuestión que a menudo se obvia por buena parte de sus más acérrimos devotos, lo que conlleva que gran parte de los esfuerzos que se efectúen en orden a seducirla acaben en un rotundo fracaso.

Sin embargo, dar con ésta y otras claves del éxito no siempre es fácil, puesto que para ello se requiere de mucho tiempo y beber de las fuentes más reputadas, mas ganarse el favor de éstas –habida cuenta que cierta información puede haber sido fruto de un minucioso estudio obtenido con el paso de los años– no se encuentra al alcance de cualquiera.

Carlos Prieto devolviendo al agua una lubina

Responsables con la lubina

A decir verdad, todos hemos podido contemplar a este apasionante pez en incontables lances desplegando una velocidad y una astucia capaces de pasmar incluso a los más fogueados cañistas. No obstante, el descenso del número de capturas, unido al continuo deterioro del medio marino, obliga a ejercer una pesca responsable, pues, en el fondo, somos los principales interesados en que, mañana, la niña de nuestros ojos nos esté esperando ahí, tras esa roca, siempre ávida por embocar nuestros reclamos.

Y es que la pesca consiste en mucho más que echar peces al morral, y, aunque haya quien piense y haga lo contrario, dar una nueva oportunidad a los miembros más pequeños de este fascinante pez no supone hacer ningún brindis al sol, sino sentar las bases para un futuro mejor.

[quote]¿La lubina también es la niña de tus ojos?[/quote]

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