La pesca de julia o doncella: una fábrica de pescadores

La pesca de julia o doncella: una fábrica de pescadores

La pesca de julia o doncella: una fábrica de pescadores

por 24 de julio de 2013 2 comments

Sin lugar a dudas, de entre todos los peces que hay en el mar, la colorista julia o doncella es una de esas simpáticas especies a las que se le debiera hacer un homenaje en toda regla, merced a las muchas generaciones de pescadores que se han formado intentando atraparla. Y es que, ya sea desde costa, o bien desde cualquier humilde embarcación, a menudo se muestra dispuesta a embocar los aparejos que le planteemos, sin pararse, en cambio, a escrutar detenidamente su confección, algo especialmente favorable cuando damos los primeros pasos en esta apasionante afición.

pesca de julia o doncella

Equipo específico para la pesca de julia o doncella

La pesca a pulso de este pez es una de las modalidades más entretenidas que podemos abordar, pero para ello, antes habremos de contar con un equipo específico que nos permita rentabilizar el tiempo al máximo. Eso sí, llegados a este nudo gordiano, tampoco es necesario devanarse los sesos.

En principio, cuando se encare su pesca desde embarcación, emplearemos una caña diseñada específicamente para advertir los tímidos toques generados desde la profundidad, por lo que, en este sentido, las varas rígidas –pero de cierta flexibilidad– que tengan una longitud en torno a los dos metros constituyen un buen punto de partida. A su vez, es necesario que ésta se vea acompañada de una pareja de baile solvente, por lo que añadiremos un carrete de que cumpla sin problemas con la función de izar los peces desde el fondo, aunque, por fortuna, tampoco es menester que sea de altos vuelos.

pescando julia o doncella

Sin complicaciones

Por otra parte, conviene hacer especial mención acerca del tipo de línea que hemos de emplear para la captura de esta especie. En este orden de cosas, si bien el monofilamento se muestra más apto para la pesca costera, cuando se abordan marcas con varias decenas de metros de calado, lo más indicado es rellenar las bobinas de nuestros carretes con trenzado. Este detalle que a priori puede parecer innecesario –máxime si contamos un buen sentido del tacto para detectar las picadas–, sin embargo es vital cuando nos encontramos pescando al albur de la corriente, momento en el cual el monofilamento tiende a estirarse, lo que impide adivinar qué es lo que sucede bajo nuestros pies. Así pues, y pese a que el mar meza la barcaza como si de una enorme cuna se tratase, cuando contemos con multifibras en el carrete, sentiremos perfectamente los tirones del pez en la muñeca.

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En cuanto al aparejo más apropiado para echar el lazo a este singular lábrido, tampoco hay que reinventar la rueda. El ubícuo paternoster con un par de derivaciones –y rematados con anzuelos del orden del número 6 que estén bien afilados– será perfectamente apto para atraparla, así como a otros muchos peces que puedan llegar a toparse con él en su eterno peregrinar sobre el lecho marino.

Un más que digno adversario

Con carácter general, los mejores días para dar con la julia o doncella llegan cuando el mar atempera la intensidad de las corrientes y las aguas se tornan cristalinas, tras lo cual nos proveeremos generosamente de anélidos –su alimento favorito– para así dar cuenta de un buen puñado de ellas.

[box][quote]Conviene ser selectivos y emplear anzuelos de gran tamaño.[/quote] [/box]

No obstante, el voluble proceder de los peces hace que pueda aparecer al otro lado del aparejo en cualquier momento, de ahí que a veces las sorpresas tengan lugar cuando vamos buscando escama de copete y, en cambio, muerdan sin ningún miedo el reclamo dispuesto para ellos. Cuando tal circunstancia acaece, cabe esbozar una sonrisa y contemplar momentáneamente su vistosa librea, mas devolverla por la borda en el intento de darle una nueva oportunidad de vivir suele tener pocos visos de prosperar, en particular si valoramos el hecho de que, hasta que ha llegado a nuestras manos, aquélla ha ascendido numerosos metros desde la hondura, quedando seriamente dañados buena parte de sus órganos vitales.

Por eso, cuando no le busquemos las cosquillas, y con el fin de evitar molestias innecesarias para ambas partes, conviene ser selectivos y emplear anzuelos de gran tamaño, lo cual, a buen seguro que nos lo agradecerá. Y es que no merece menos atenciones el artífice que nos introdujo en este precioso mundo.

2 Comentarios

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  1. Luciopesca
    #1 Luciopesca 25 julio, 2013, 12:38

    Buen artículo, me gusto mucho porque es una especie que he pescado mucho cuando voy de vacaciones. Aunque siempre ha sido por accidente pescando sargos,herreras y otras especies. Esta muy bien que se dedique unas lineas a una de las muchas especies que se pescan en el mar y que no solemos hablar mucho de ellas. Es un pez muy bonito y que lucha mucho aunque muy facil de engañar. En cuanto al anzuelo.. perdona mi ignorancia, pero ¿que tamaño suelen alcanzar las doncellas? Me parece un anzuelo muy grande el nº6 para esta especie. Saludos y buen trabajo :).

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  2. Toni Martínez
    #2 Toni Martínez 25 julio, 2013, 09:54

    Una especie preciosa que pescada con equipos ligerísimos es una gozada. Buen artículo!!

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