Hábitos de la alimentación de la lubina

Hábitos de la alimentación de la lubina

Hábitos de la alimentación de la lubina

por 18 de abril de 2016 1 comment

Si se hiciese una encuesta encaminada a determinar qué pez es el más deseado por el común de los pescadores, a buen seguro que la lubina acapararía un gran porcentaje de los votos, si es que no terminara por alzarse con el cetro.

En tal orden de cosas, la alimentación de la lubina desempeña un papel muy importante a la hora de engañarla, cuestión que sin embargo a menudo se obvia por parte de no pocos de sus más acérrimos pretendientes, lo que hace que buena parte de sus intentos por seducirla acaben en un rotundo fracaso. Así pues, veamos una serie de puntos que redundarán en beneficio de nuestras expediciones tras su preciosa escama.

La lubina es un depredador fuera de serie

Sin lugar a dudas, nos encontramos ante un depredador en toda regla. Un simple vistazo a su aspecto externo nos descubre sus poderosas armas de caza, comenzando por la amplitud de su boca, capaz de ingerir el mayor de los bocados imaginables mediante la succión de grandes cantidades de agua que purga mediante la apertura simultánea de sus colosales agallas.

Ahora bien, un aspecto poco conocido es que la lubina también utiliza esta parte de su anatomía como un elemento más de caza, ya que con el despliegue de sus cortantes branquias, las golpea con el fin de dejarlas moribundas o confusas el tiempo suficiente para poder engullirlas sin la menor prisa. Así, y sobre todo en la pesca con artificial, no es de extrañar que sea posible «robarla», es decir, que el anzuelo se clave en una posición ilógica con respecto de por donde debería enfilar el engaño que le servimos.

Esta situación suele darse sobre todo en el caso de los ejemplares más jóvenes, tremendamente combativos y poco dados a pensarse las cosas dos veces, lo cual hace que a menudo terminen con graves heridas en su intento por desembarazarse del acero que los retiene. En este momento sirve más bien de poco su devolución al medio acuático con la intención de volverlos a encontrar unos años más tarde, a ser posible con unos cuantos kilos más, pero en cualquier caso intentémoslo, que nunca se sabe..

lubina es un depredador

Comportamientos así deberían ser puestos en práctica por todo pescador que considere que esta afición consiste en algo más que echar peces al morral. Sí, vale, de acuerdo, lo que queráis, por mucho que algunos digan que es un sacrilegio soltar a un alevín de este fascinante pez y que es mejor que pase por el fogón, en el fondo todos sabemos que un ejemplar pequeño no va a dar para un diente y que vamos a tener que untar en la sartén para sacarle una pizca de provecho. Además, ya pasamos las épocas de hambruna, así que el que quiera minitallas para comer, le aconsejamos vivamente que acuda a la pescadería, en la medida que esto es mucho más rentable, no se gasta tanto tiempo y dinero, no hay el menor riesgo físico… En fin, que todo son ventajas…

Los aficionados no aciertan en ponerse de acuerdo

Continuando recorrido por la anatomía de la lubina, su perfil aguzado le permite cortar las capas de agua con el menor de los rozamientos posibles, siempre ayudado por su potente y amplia aleta caudal que, con pocas sacudidas, le permite gastar las energías justas para poner contra las cuerdas a todo aquello que se le ha puesto entre ojo y ojo. Ahora bien, la polémica se desata en el preciso instante en el que se demanda opinión de profesionales y aficionados acerca del rancho que sustenta a esta fiera de la rompiente. Una parte hará hincapié en que la alimentación de la lubina es principalmente de peces, mientras que, por el contrario, otra argumentará que poco menos que pierde el oremus por los crustáceos, a la vez que una tercera tesis afirmará que se alimenta de todo. ¿A cuál de estos tres sectores hemos de hacer caso, y a cuál no?

la alimentación de la lubina

En función del contexto

Lo primero que hay que hacer es ponerse en situación, porque el comportamiento de una lubina varía enormemente dependiendo de si mora al abrigo de una roca; si halla acomodo bajo el casco de un barco en mitad de un puerto; si está simplemente camino de algún puesto, es decir, “de pasada”, e incluso de aquella que hociquea las finas arenas de una playa o los espesos fangos de un estuario. Y es que cada uno de estos tipos de predador tiene unos estereotipos definidos y sabe qué ha de encontrar en cada uno de los escenarios reseñados, por más que hayamos hemos verificado en incontables lances la velocidad y potencia de sus razzias contra conglomerados de peces pasto, siendo en principio lo más lógico que, dada esta habitualidad, se la califique como una piscívora confesa… aunque nada más alejado de la realidad.

Gustos dispares de la lubina

El comportamiento de nuestra amiga no dista demasiado del que realizamos los humanos, pues en determinadas fases se decanta por alimentarse de determinados seres con los que comparte medio que le permiten guardar energías a largo plazo, mientras que en otras se desvive por bocados más delicados.

1 Comentario

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  1. HAWK
    #1 HAWK 19 abril, 2016, 19:32

    Es cierto que todo pescador, le gusta coger Robalos,como le decimos en Málaga, pero tampoco estan nada mal la Baila y las Herreras zapatuas de a kilo.

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