La mayoría de los pescadores a mosca tenemos un sueño recurrente o, por lo menos, este es mi caso: viajar a los destinos más afamados del mundo a pescar sus majestuosos peces a mosca. El macabí en los bajíos de cristalinas aguas cubanas; la trucha arcoíris y marrón de la Patagonia Chilena y Argentina; los mastodónticos salmónidos de nuestras antípodas tierras neozelandesas; el peacock por aguas amazónicas; los monstruosos salmones de Alaska; y muchos más lugares idílicos, y casi ignotos, a los que nos transporta nuestra inquieta imaginación de pescador y en los que fantaseamos viéndonos sacar peces descomunales, uno tras otro, sin pausa ni descanso.
Pero, una vez despertados del sueño y de vuelta a la cruda realidad, nos encontramos con que, casi para todos los que puedan leer este artículo, estos viajes son, de manera generalizada… imposibles. Pudiera ser porque nuestros limitados recursos económicos jamás nos permitirán realizar tan ansiado y soñado viaje de pesca, o por las ineludibles obligaciones familiares, laborales o cualquiera otra de índole varia. Aunque, y cuestión nada baladí, si alguna vez tenemos oportunidad de poder llevar a cabo este soñado viaje, pregunto yo en mi ignorancia: ¿Hay alguien que te pueda asegurar que donde te dirijas, sea el lugar que fuere, y por mucho dinero que puedas invertir, vayas a hacer pescatas impresionantes de gigantescos peces? A esta respuesta casi me atrevería a contestar que no, ya que, por muy extraordinarias y vírgenes que sean las lejanas aguas a que nos pueda llevar un dispendio exorbitado de dinero (las cuales, por cierto, ya deben ser muy escasas), es sabido que los peces no actúan o pican casi nunca atendiendo simplemente a nuestras más optimistas perspectivas.
Pesca a mosca variada en tipo y especies
Pero no es el propósito de este artículo llevar a la desidia y el pesimismo más absoluto a quien lo pueda leer. Más al contrario. Es un canto a la ilusión y la esperanza, ya que vivimos en un país que es un paraíso para la pesca a mosca, y quién más, quién menos, y no muy lejos de su lugar de residencia, puede encontrar algún escenario donde sacar peces tan deportivos y enormes como los descritos al inicio de esta entrada. A mosca en nuestras aguas podremos pescar carpas descomunales, barbos monstruosos, lucios de impresión, basses que poco tendrían que envidiar a su familiar el peacock en potencia y agresividad en la picada, enormes salmones, reos, truchas y un largo etcétera de peces tentables con pesca a mosca.
La pesca a mosca de lucio y bass, otra de las modalidades estrella en España
La carpa con moscas secas, ninfas y estrímer están a tiro en cualquier pantano donde habiten. Lo mismo ocurre con los barbos, a los que podremos pescar con imitaciones de foam de insectos varios, emergentes y pequeñas ninfas. El lucio entra muy bien al estrímer de un tamaño apropiado. ¿Y el bass? El estrímer vuelve a entrar en acción por su efectividad con estos peces, aunque la mosca estrella con este centrárquido me atrevería a decir que sería el popper. La trucha (en innumerables ríos nos las podremos encontrar): con unas secas, unos perdigones, ninfas o estrímer, según subespecie, serán moscas efectivas para su captura. El salmón, y pese a que todavía yo mismo no he podido disfrutar de su pesca, otros muchos pescadores mosqueros sí han logrado deleitarse con la lucha titánica del llamado por muchos “rey del río”, en los espléndidos ríos norteños de Asturias, Galicia, el País Vasco e incluso Navarra.
¿Quién da más? Aprovechemos lo que este maravilloso país nos puede ofrecer respecto a la pesca en general y la pesca a mosca en particular, que es mucho, sin necesidad de hacer viajes lejanísimos y de un enorme coste, ya que al lado de nuestra casa pudiéramos encontrar el pez de nuestros sueños.
De muestra os dejo un vídeo donde se puede ver la pesca de unas carpas a mosca que, aunque no de un extraordinario tamaño, sí representan el presagio de otros peces descomunales que están a tiro de nuestra caña… cerca, muy cerca.
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