El lucio, lobo para el lucio

El lucio, lobo para el lucio

El lucio, lobo para el lucio

por 19 de septiembre de 2012 0 comments

Todo pescador de lucios sabe de la afición que tiene el esócido por devorar a sus congéneres. Lo que normalmente se ignora son los motivos que llevan al “tiburón de río” a comportarse de la manera señalada. ¿Es simple ferocidad o hay algo más?

El lucio grande se come al chico…

Charles Darwin, en su Teoría de la Selección Natural, hablaba del éxito reproductivo de los individuos de una especie como la forma en que la naturaleza actúa sobre ésta. Dicho de otra forma: sólo los mejor capacitados lograrán transmitir sus genes a la siguiente generación. Aquí es donde entra en juego el comportamiento caníbal de nuestro protagonista. Resultaría altamente improbable que, en la inmensidad de un pantano o a lo largo de los kilómetros de un caudaloso río, devorase a sus propias crías, lo más factible es que fueran las de otro.

[quote]La conclusión que sacamos de esto es que devorar la progenie de otros es la mejor forma de eliminar rivales para la propia. Por esto, aquellos individuos que mostraron una tendencia más marcada por el canibalismo obtuvieron mayor éxito reproductivo, transmitiendo así tal carácter a su descendencia.[/quote]

Otros motivos para el canibalismo del lucio

Para asegurarse un alto porcentaje de éxito en la caza, resulta imprescindible para el lucio quedar oculto a la vista de sus posibles presas. Es por ese motivo que ejemplares de similar envergadura se comportan con hostilidad entre sí, llegando a infringirse graves heridas e incluso causarse la muerte. Por último, diríamos que, en caso de no existir la densidad de población suficiente de bogas, barbos y otras presas habituales del esócido, éste puede devorar a sus parientes de menor talla por simple necesidad, para evitar morir de inanición. Tal extremo puede deberse a la pérdida masiva y consecutiva durante algunos años de las puestas de ciprínidos a causa de la oscilación del nivel de agua en los pantanos, por poner un ejemplo.

lucio contra lucio

[quote]Cuando pesqué este lucio me llamaron la atención las impresionantes cicatrices que mostraba, imaginad el tamaño del pez que las provocó si éste pesaba alrededor de un kilo.[/quote]

Tentar el lucio con la perfecta imitación de sus alevines

Además de la calidad del señuelo hay varias características que harán de él merecedor de un hueco en nuestra, seguramente muy saturada, caja. Analicemos el comportamiento de un mini lucio y en qué forma imitarlo.

El alevín de esta especie caza larvas de peces, insectos y otros moradores acuáticos en aguas someras. Lo hace porque allí encuentra gran cantidad de alimento y refugio ante sus “cariñosos” allegados. Normalmente permanece estático, oculto entre la vegetación, hasta que una posible presa nada en las cercanías de su apostadero. Ataca entonces de manera fulminante y regresa a la seguridad de su escondrijo para devorar tranquilo al infortunado alevín. No es frecuente ver pequeños lucios exhibiéndose como hacen los ciprínidos, no se alimentan poco a poco a lo largo de todo el día como éstos, llenan la panza en un par de ataques, si tienen suerte.

señuelos y el canibalismo del lucio

En consecuencia nuestro artificial ideal estará fabricado en madera de balsa y será flotante o suspendido, con escasa capacidad de profundización. También vinilos que podamos dejar reposar en el fondo unos instantes y luego animar repentinamente, serán efectivos. Deberá poder manejarse bien a cortos tirones ya que, usando estas imitaciones, buscaremos a lucios activos que cacen al amanecer en aguas poco profundas. Lo ideal es que, al mínimo toque de puntera, nuestra imitación reaccione con “alegría”, como un pequeño lucio cazando o siendo cazado.

Respecto a la librea, la de nuestros lucios va desde el marrón verdoso hasta el verde oscuro con franjas amarillentas de intensidad variable y panza blanca, bastará con que se aproxime, no es necesaria una exactitud absoluta en la coloración de la muestra. De hecho, el lucio verá nuestro señuelo en movimiento y en esa situación los colores se mezclan, con lo que un artificial que combine verde y amarillo será efectivo a pesar de no ser un fiel retrato del pez emulado.

La mosca que venció a un lucio

En muchas ocasiones nos preguntamos si los peces aprenden… ya lo creo que lo hacen. Para comprobarlo basta observar a un lucio detenerse, a veces varios minutos, antes de atacar a su presa. Está comprobando si realmente es un cangrejo, un piscardo o alguno de nuestros malévolos ingenios para capturarlo. De ahí que los aficionados a la cola de rata, como me comentaba hace no mucho uno de ellos a pie de pantano, obtengan resultados con “moscas” que emulan a juveniles de lucio. Son grandes pero por su ligereza no alertan de su presencia con el característico salpicón propio de otros señuelos. Dichas imitaciones, compuestas por lo general de pelo de ciervo y de conejo tintado, o materiales sintéticos, tienen la capacidad de desenvolverse en el agua con gran naturalidad, animadas por los tirones que el aficionado da a la línea.

La primavera, por ser un momento de gran actividad del esócido, se muestra como una época idónea para esta pesca. [quote]La primavera, por ser un momento de gran actividad del esócido, se muestra como una época idónea para esta pesca.[/quote]

Vídeo un lucio se pescado escupe otro lucio que se había comido previamente

Hemos visto cómo una característica natural, adquirida por medio de la selección que el entorno hace de los seres que viven en él, es aprovechada de manera análoga por practicantes de dos modalidades muy distintas.

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