La importancia del calzado en la pesca y la ola que rompe

La importancia del calzado en la pesca y la ola que rompe

por 24 de abril de 2012 0 comments

Sin lugar a dudas, los arenales constituyen un más que placentero emplazamiento de pesca para quienes tienen por costumbre lanzar sus aparejos cuanto más lejos, mejor, detrás de la fructífera tercera ola que revuelve los fondos y pone al descubierto a un sinfín de organismos que constituyen la base alimenticia de numerosos peces.

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Asimismo, la bucólica escena del pescador que escruta fijamente las evoluciones de su flotador al abrigo de un rompeolas, mientras trata de desvelar qué puede haber al otro lado de la línea ramoneando con parsimonia el cebo que con tanto esmero ha colocado, constituye una de las estampas características que suelen asociarse a la figura del “corchero”. No obstante, cuando abandonamos la relativa protección que ofrecen estos lugares y nos adentramos en “mar abierto”, el contexto varía sensiblemente.

Roca + mar = peligro

La práctica de nuestra afición desde el cantil abre un inmenso abanico de posibilidades al cañista, tanto en lo que se refiere a las técnicas, como a las especies que éste puede engañar con sus aparejos. Sin embargo, pescar en estos agrestes pagos (a los que probablemente habrá llegado por sendas que discurren al borde de precipicios esculpidos por el cincel del oleaje), conlleva asumir un considerable riesgo si lo comparamos con las zonas mencionadas anteriormente, pues, de entrada, el binomio “rocas y mar” exige siempre un acercamiento sumamente cauto al medio, así como saber guardar las distancias con el agua. Y, aun así, el caso es que todas las precauciones pueden resultar pocas, sobre todo cuando la mar se abate con arrollador poderío.

seguridad en la costa

Un paseo por el litoral permite comprobar cómo el mar, rebosante de vida, e implacable contra todo aquello que se interpone en su camino hacia tierra adentro, es rechazado una y otra vez por los escollos. El estruendo generado por la rompiente y las nubes de aire salado que vuelan y respiramos en el recodo que no se ve sometido al poder de las olas, nos envuelven en una extraña sensación de asombro e inquietud a partes iguales que dispara nuestros niveles de adrenalina, máxime cuando sabemos que el océano esconde tantos laureles como amenazas, y que el precio a pagar puede resultar demasiado oneroso si en algún momento le perdemos el respeto al guardián de los tesoros que navegan a ras de fondo. De hecho, es aquí, en este supuesto caos que nos rodea y que a veces parece querer engullirnos, donde somos el elemento extraño y, a la vez, el más frágil.

Pescadores accediendo al cantil

La importancia del calzado en al pesca

En primer lugar, debemos dedicar especial atención a nuestros pies y portar un buen calzado en la pesca, lo cual a buen seguro nos evitará más de un susto, bien sea en forma de remojón, o bien –en el mejor de los casos– un doloroso golpe allá donde la espalda pierde su casto nombre, como consecuencia de algún resbalón con la, a veces, imperceptible amenaza que supone el verdín.

De este modo, y dado que vamos a movernos entre riscos y firmes de lo más deslizantes, lo más adecuado es disponer de botas de montaña cuando la marea alcance su cénit y desechar cualquier bota de obra o zapatilla de deporte, por cómodas que nos resulten.

En cambio, si nos movemos llegada la bajamar, echaremos mano de botas de vadeo, debidamente surtidas de una serie de tornillos en su suela de fieltro, las cuales nos reportarán plena estabilidad. En caso de no contar con ellas, cada movimiento debe efectuarse despacio y con total tranquilidad y seguridad, intentando asimismo pisar sobre los balanos que revisten la piedra.

Calzado en la pesca

Y si la ola viene hacia nosotros…

Una de las lecciones que el mar enseña con el paso del tiempo consiste en que, independientemente del tipo de calzado que dispongamos, nunca es aconsejable correr cuando una ola rompe a lo largo de la orilla y amenaza con pegarnos un considerable sopapo. Obviamente, si vemos que puede barrernos del mapa, conviene asumir ese riesgo, pero cuando no sea así, casi es mejor permanecer inmóvil y afrontarla de cara con las piernas ligeramente flexionadas, pues todo intento de ganarle una carrera a las olas puede tener efectos –cuanto menos– dolorosos. Y es que es mucho mejor salir completamente empapados, que padecer un traspiés justo en el preciso instante en que la ola se abate contra nosotros, pues debéis tener por seguro que quedar merced al capricho del agua mientras rueda entre afiladas aristas, por lo pronto os generará numerosas heridas y magulladuras, las cuales pueden tener carácter crítico si la resaca os arrastra al mar.

Con carácter general, muchos pescadores afrontan su afición adoptando un carácter sumamente curioso, tratando siempre de mejorar en la medida de lo posible para obtener más y mejores capturas. De hecho, es bastante probable que, mientras caminen por la orilla, un día descubran una roca que, tentadora, asome desde las profundidades marinas, y que despierte su interés por conocer qué es lo que habita en torno a ella.

Pues bien, cuando los elementos nos lo permitan, efectuemos dicha prueba, pero siempre observando una serie de normas de seguridad básicas y haciendo uso continuado del sentido común, a los cuales haremos referencia en la segunda parte de este artículo, no vaya a ser que el “gran azul” nos juegue una mala pasada, faceta en la que es un auténtico especialista.

[quote]¿Que importancia les dais vosotros al calzado en la pesca?[/quote]

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