A la búsqueda de recambios de carretes

A la búsqueda de recambios de carretes

A la búsqueda de recambios de carretes

por 2 de julio de 2012 0 comments

Mucho se ha hablado acerca de las novedades que cada año irrumpen en el mercado de la pesca deportiva, aunque cierto es que por nuestras costas todavía circulan auténticas reliquias de una época que ya no volverá.

 

En cualquier caso, cuando uno de los engranajes o piezas de un carrete padece los efectos derivados de un uso intensivo, su imperiosa sustitución a día de los corrientes puede constituir todo un quebradero de cabeza.

Tiempos revueltos para los recambios de carretes

Conforme han ido transcurriendo los años, las firmas fabricantes de accesorios para la pesca han logrado adquirir tal nivel de maestría en la elaboración de sus productos que éstos suelen verse superados en prestaciones cada vez con mayor rapidez.

No obstante, en ocasiones dicha cualificación deja mucho que desear, en parte por el hecho de que nos encontramos en un mundo en el que las empresas tienen que innovar sí o sí para tratar de sobrevivir a la feroz competencia reinante, un dato que podréis comprobar bien a las claras cuando, por ejemplo, os topáis con artículos que no son más que burdas réplicas de otras mercancías que gozan de reputada fama, y que tratan de abrirse un hueco entre los más ingenuos, o bien con los recién llegados.

Cuando se adquiere un nuevo equipamiento, siempre es aconsejable que éste sea de calidad y que haya sido generado por casas que cuenten con un servicio técnico cumplidor sito en territorio nacional, en orden a solventar cualquier problema que pueda suscitarse. Eso sí, no debéis olvidar que, aun siendo aquél todo lo bueno que pueda parecer, las cosas tienen fecha de caducidad, de ahí que si no le prodigáis los debidos mimos, lo más probable es que los problemas no tarden en aparecer.

Encontrar recambios de carretes no es cosa fácil

Para encontrar piezas sueltas de determinadas firmas –aun siendo éstas ampliamente conocidas–, y en especial de ciertos modelos descatalogados, hay que bregar mucho y preguntar en tiendas de pesca, almacenes y mercadillos, cuando no en ferreterías de viejo cuño, en las cuales –la mayor parte de las veces– encontraremos cualquier cosa menos lo que precisamente buscamos, si es que no la tenemos a nuestro alcance poco menos que a cambio de entregar un riñón.

Cuestión similar sucederá en lo que respecta al tendero con el que se tenga que lidiar, llegando a darse situaciones realmente jocosas. Ahora bien, afortunadamente, y como hemos podido comprobar en más de una ocasión, no todos los comerciantes se aprovechan de este contexto de perenne búsqueda, lo que nos permitirá resucitar a nuestro héroe caído a cambio de un puñado de euros.

Mejor prevenir que curar

Como bien sabéis, en la actualidad hay materiales perfectamente válidos que apenas precisan de unos pocos ajustes para que sigan en activo, pero que, sin embargo, se ven relegados al baúl de los trastos por la dificultad que entraña conseguirles repuestos, cuestión que incluso tiene lugar con verdaderos pata negra que desaparecen de un año para otro porque, sencillamente, hay que dar entrada a nuevos diseños en el catálogo. Por eso no es de extrañar que todavía haya nostálgicos que sigan bobinando sus aparejos con viejas máquinas, mientras, al mismo tiempo, remueven Roma con Santiago para proveerse de minúsculas piezas, en su afán por adelantarse a unos acontecimientos que, más tarde o más temprano, llegarán.

Estos pescadores abren sus carretes con sumo orden y cuidado, los despiezan, limpian y lubrican con paciencia benedictina, y vuelven a ajustarlos, dejándolos prestos y dispuestos para cuando llegue el momento de volver a la acción. Y es que sólo cuando profesemos el debido cariño a nuestro equipo, éste podrá llegar a estar en las mismas condiciones que como cuando lo estrenamos. Por tal motivo, cuidadlo bien y procurad no arrastrarlo por el suelo, ni tirar con él cuando la línea se os enganche, y veréis que tan simples medidas alargarán notoriamente su vida útil.

Eso sí, cuando no haya otro remedio que ponerse a rebuscar, no os arredréis ni escatiméis en esfuerzos, pues allá donde menos se espera, puede que salte la liebre.

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